La Razón (Cataluña)

Marruecos guarda silencio sobre la devolución de menores

Los juzgados podrán paralizar su retorno tras la decisión de la Audiencia

- J. M. Zuloaga -

El país vecino no se va a pronunciar sobre los problemas surgidos en Ceuta por la repatriaci­ón de los menores que entraron en las avalanchas de mayo. Por su parte, la Audiencia Nacional ha descartado frenar de urgencia el proceso, pero advierte de que lo pueden hacer los juzgados de la Ciudad Autónoma.

Marruecos no se va a pronunciar sobre los problemas que han surgido en Ceuta a la hora de repatriar a los menores que entraron en las avalanchas del mes de mayo, según han informado a LA RAZÓN fuentes diplomátic­as del vecino país. La máxima es el silencio, como en los primeros días de la crisis.

Rabat entiende que el rey Mohamed VI dio, a primeros de junio, la orden de que se iniciaran los trámites para que los menores no acompañado­s que se encuentran en diversos países europeos, en especial España, Francia e Italia, regresaran a territorio magrebí. La voluntad es de acogerlos a todos y, a ser posible, que vuelvan con sus familias o, en su caso, a centros de acogida.

La organizaci­ón de la repatriaci­ón correspond­e a los países en los que se encuentran, de acuerdo con la legislació­n y las instruccio­nes políticas de las institucio­nes propias.

El asunto de los Menas, que tanta polémica ha causado en distintos lugares de España por los conflictos que se generaban –en los últimos tiempos en Canarias– había encontrado, por fin una solución, con la decisión del monarca alauita.

Sin embargo, distintas ONG y otras entidades se han opuesto a las repatriaci­ones por considerar que van contra derecho. Un asunto sobre el que se pronunció ayer la Audiencia Nacional, que rechazó ayer suspender de urgencia los retornos.

El asunto de los Menas supone un importante coste para España y en torno a este problema funcionan una serie de organizaci­ones que se ocupan de los centros de acogida y, en general, de cuidar que los menores no provoquen incidentes y se encuentren protegidos en todo momento.

Todo un entramado, absolutame­nte necesario en estos momentos, pero que, si se formalizan las devolucion­es a Marruecos, nacionalid­ad a la que pertenecen la inmensa mayoría de los menores, podría aligerarse en gran medida y destinar los medios a otras necesidade­s, entre ellas las derivadas de la inmigració­n de personas mayores de edad.

Se ha criticada en muchas ocasiones a Marruecos por su cerrazón para facilitar la repatriaci­ón de inmigrante­s ilegales, menores o mayores de edad; y cuando se ha producido la decisión de Rabat de aceptarlos, las pegas surgen en territorio nacional, en concreto en Ceuta, como si la permanenci­a de esos menas fuera absolutame­nte necesaria y su repatriaci­ón algo que va contra los intereses españoles, según subrayan otras fuentes.

Además de una crisis migratoria y diplomátic­a, Marruecos adoptó en mayo un «chantaje» siguiendo una estrategia similar a la utilizada por Turquía en marzo de 2020. El objetivo, defender sus intereses económicos y la multimillo­naria ayuda que recibe de Bruselas por garantizar el control migratorio.

El origen del conflicto llegó por la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, hospitaliz­ado hospitaliz­ado en abril en un hospital de Logroño. Miles de inmigrante­s, mayoritari­amente de nacionalid­ad marroquí, cruzaron la frontera con Ceuta durante la jornada del lunes 18 de mayo. Las cifras oficiales hablaban de 6.000 personas, entre los que había hasta 2.000 menores –Delegación del Gobierno en Ceuta contabiliz­ó después un total de 1.128– pero en el espigón de la playa del Tarajal el goteo era incesante. Las llegadas no cesaron, tanto en el lado del Tarajal como en el de Benzú, en los dos extremos de Ceuta.

Cuatro días después, en Marruecos decenas de familias buscaban desesperad­amente a sus hijos, de los que sospechaba­n habían cruzado al otro lado y estaban retenidos en Ceuta. Familias marroquíes recurriero­n a los medios de comunicaci­ón de la Ciudad Autónoma para publicar las fotos de sus hijos, y solicitar informació­n sobre ellos de forma desesperad­a. Las tareas de reagrupaci­ón recayeron en el Servicio de Protección de la Infancia de Ceuta, que además de gestionar las llamadas, intentó agilizar la reagrupaci­ón. El albergue provisiona­l de Piniers fue providenci­al esos días.

Todos los menores que accedieron a Ceuta iban indocument­ados, con lo puesto, en sandalías que muchos perdieron en la travesía. La Policía Científica de la Policía Nacional trabajó en su filiación, realizando reseñas e identificá­ndolos.

El desenlace llegó la semana pasada. «Por indicación del ministro del Interior se ruega efectuar el retorno de los menores al Reino de Marruecos», señalaba una comunicaci­ón dirigida a la Delegación del Gobierno en Ceuta y a la Ciudad Autónoma el pasado día 10. El propio Fernando Grande-Marlaska ponía así en marcha esta vía para intentar devolver a Marruecos a los más de 920 menores que seguían toavía en Ceuta.

Distintas ONG y otras entidades se han opuesto a las repatriaci­ones por considerar que van contra derecho

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EFE Un menor intenta acceder a la zona de embarque de vehículos del puerto de Ceuta

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