El Papa llama a vacunarse contra la covid «como un acto de amor»
El cardenal Burke, famoso por su postura antivacunas, muy grave por la enfermedad
En numerosas ocasiones, el Papa Francisco ha manifestado que la salud es un derecho de todos y que por tanto debe ser protegida. Sus palabras se han traducido a menudo en gestos concretos de ayuda, especialmente para los países más afectados por la pandemia y con menos recursos, mediante el envío de suministros médicos y fondos.
La voz del Papa siempre ha invitado a los ciudadanos –subrayando también la conveniencia de suspender temporalmente las patentes de las empresas farmacéuticas– a aceptar la inmunización contra la Covid-19 como un bien común universal. Ayer, en medio de voces discordantes dentro de la propia Iglesia, entre quienes hay negacionistas de la vacuna, quiso una vez más dejar clara su postura al repecto.
A través de un videomensaje, el Papa, junto a varios representantes eclesiásticos de Latinoamérica, invitó a todas las personas de la región «a vacunarse con vacunas autorizadas por las autoridades autoridades competentes» porque se trata de «un acto de amor». «Amor por uno mismo, amor por la familia y los amigos, amor por todos los pueblos», destacó el Pontífice en el mensaje.
«Vacunarse es un modo sencillo pero profundo de promover el bien común y de cuidarnos los unos a los otros, especialmente los más vulnerables», afirmó. El Papa ha querido formar parte de la campaña global «De ti depende», inspirada por las organizaciones Ad Council y COVID Collaborative, con la que se pretende inspirar confianza en las vacunas contra el coronavirus.
En la misiva, transmitida por Facebook, YouTube y Telemundo, el máximo representante de la Iglesia Católica instó a que cada uno aporte «su pequeño grano de arena, su pequeño gesto de amor».
Junto a Francisco, participaron en el mensaje de unos tres minutos de duración los arzobispos José Gómez, de Estados Unidos, y Miguel Cabrejos, de Perú, además de los cardenales Carlos Aguir Retes, de México, Rodríguez Maradiaga, de Honduras, Cláudio Hummes, de Brasil, y Gregorio Rosa Chávez, de El Salvador.
«Aún tenemos mucho por aprender de este virus, pero una cosa es segura, las vacunas autorizadas funcionan y están aquí para salvar vidas. Son clave para un camino de sanación personal y universal», expresó Madariaga.
Hummes, por su parte, quiso destacar los «esfuerzos heroicos de los profesionales de la salud», a la vez que el cardenal mexicano Retes apuntó que mientras la población se prepara para «un mundo mejor como comunidad global interconectada», se debe «brindar esperanza a todos sin exclusión».
Mientras el Papa Francisco y los cardenales y obispos latinoamericanos lanzaban este mensaje, el cardenal estadounidense Raymond Burke permanecía sedado y conectado a un respirador artificial en un hospital de Wisconsin tras haber contraido la Covid-19. Considerado uno de los mayores opositores a Francisco, animó a los católicos a que no siguieran las recomendaciones sanitarias y se pronunció en contra de las vacunas.
Pero también han mostrado su oposción a los sueros ultraconservadores en Italia. Así, hace inos días, Maurizio Blondet, párroco de Monterosso (Liguria) colgó un cartel a la puerta de su iglesia en el que minimizaba los riesgos del coronavirus y se declaraba abiertamente en contra de las vacunas. Asimismo, asociaciones católicas italianas se ha mostrado en contra de la vacuna obligatoria o del certificado covid, así como partidos de ultraderecha como la Liga o Hermanos de Italia. El principal motivo por el que este sector rechaza las vacunas es porque consideran moralmente censurable que se hayan elaborado con líneas celulares de fetos abortados.
Por ese motivo, el mensaje de ayer del Papa responde a esas dudas, explica que no hay contradición entre fe y ciencia, y enmarca el asunto de la vacunación en una perspectiva espiritual y moral», señala Iacopo Scaramuzzi, periodista italiano y autor del libro «¿Dios? Al fondo a la derecha».
«Inmunizarse es un modo sencillo de promover el bien común y de cuidarnos los unos a los otros», dice Francisco