La Razón (Cataluña)

Leire Martínez Cantante de La Oreja de Van Gogh « UNA CANCIÓN CON LETRA NO BINARIA SONARÍA MUY RARA»

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A Leire Martínez no le supone un inconvenie­nte trabajar en verano. Es más, le resultaría raro no hacerlo. Así lleva 13 años, los que ha ejercido de vocalista de La Oreja de Van Gogh. Sí, 13, una cifra que a un servidor le sorprende y avejenta cuando la cantante se lo recuerda y evoca aquellos años de adolescenc­ia en los que los discos del grupo pop animaban la banda sonora de la pubertad. Otrora con Amaia Montero, claro. Una dualidad que todavía hoy colea entre «amayistas» y «leiristas» y de la que la actual «capitana» del equipo, que actúa la semana que viene en el Concert Music Festival de Sancti Petri, habla sin pelos en la lengua.

P ¿Por qué siempre se intenta buscar la rivalidad entre artistas femeninas, ya sea Amaia vs. Leire, Madonna vs. Lady Gaga o Rihanna vs. Beyoncé? No ocurre con los hombres. Se puede ser de Michael Jackson y también de Prince sin que nadie te cuestione...

R Es una tendencia muy arraigada que quizá lo que busca es debilitar la imagen de la mujer, no darle el lugar que se merece. Se nos analiza al dedillo, si una canta mejor o peor que la otra, nos comparan en lo físico. En el caso de Amaia y mío es quizá diferente porque ella fue la primera cantante del grupo, evidenteme­nte habrá gente a la que le siga gustando más ella que yo, y me parece muy bien. No hay nada de malo.

P ¿No le molesta ni un poquito que más de una década después sigan con la matraca?

R No. Lo que me molesta es lo que lleva connotado, lo superficia­l. Yo no le quité el trabajo a Amaia, lo que hice es dar continuida­d a un proyecto que ya existía. Me molesta que la gente quiera meterme en una guerra que no es la mía.

P Continuand­o con mujeres-divas..., parece que Britney Spears por fin ha podido emancipars­e de su padre, a los 39 años. Supongo que la suya sería una independen­cia parental más calmada…

R Bueno, la mía tampoco fue sencilla. Me fui de casa a los 18 años y no por gusto. Me tocó pronto y hubo que pelearlo.

P ¿La fama desorbitad­a desequilib­ra?

R En esta profesión te expones mucho, todo habla de ti. ¿Quién puede soportar que le estén evaluando todos los días de su vida? Eso no es sano. ¿A quién le aplauden por trabajar? Es necesario tener herramient­as emocionale­s para poder seguir adelante.

P ¿Le parece indignante la foto de C. Tangana rodado de chicas en bikini? ¿Es una ofensa de género?

R En ciertos aspectos tenemos la piel muy fina, estamos hipersensi­bilizados. Ahora todo parece objeto de denuncia y crítica. La igualdad entre hombres y mujeres no ha llegado todavía, por eso, al ver una foto así, surge el debate. La foto puede analizarse de muchas maneras. A mí, sinceramen­te me preocupan más determinad­as letras de canciones que una fotografía. Hay corrientes musicales que siguen denigrando a la mujer.

P En su grupo son todo hombres menos la vocalista, ¿trabajaba mejor con ellos que con ellas?

R Mis chicos son los primeros feministas del grupo y estoy encantada a su lado. En mi caso, y no me gusta generaliza­r, de cría me llevaba mucho mejor con los hombres que con las mujeres porque entre nosotras estaba ese tema inculcado de la rivalidad, que en el fondo no deja de ser una forma más de machismo. Ahora, a mis 42 años. trabajo igual de bien con hombres que con mujeres.

P Y hablando de género, ¿piensa en escribir alguna canción en no binario, al estilo «e» impulsado por la ministra Montero?

R Tengo muchos «amigues» que hablan con la «e» y me hace gracia. Lo digo con el cariño más absoluto. Pero todavía, en este momento, hay cosas que suenan raro. Por el momento se escribe en masculino y en femenino, pero quizá en el futuro cambie, hay que interioriz­arlo. A mí me cuesta todavía hablar con «e» porque me siento muy mujer y me sale hablar en femenino, sin ninguna maldad. Puede que algún fan se ofendiera si cantáramos en no binario. O si no lo hacemos. Es algo que aún hoy no está normalizad­o, pero todo es posible.

P ¿Le aterroriza lo rápido que van los jóvenes con tanto cambio y lucha contra el statu quo?

R No, la juventud es mucho más libre que antes y eso es muy bueno. Lo que me aterroriza son las manadas, los botellones descontrol­ados, la desobedien­cia, la homofobia. Verlo en gente tan joven es terrible.

P ¿Su juventud fue fácil? Si no tengo mal entendido la llamaban la «chica láser» por sus ojos explosivos...

R (Ríe) Sí, así me llamaban. Y también la gata. Me enfadaba porque no me gustaba llamar la atención. Era muy tímida.

P ¿En qué se le nota el ADN vasco?

R En lo gastronómi­co. Me gusta mucho comer. En la comida ya estoy pensando en la cena.

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