Coutinho, ahora o nunca
Es el fichaje más caro en la historia del Barcelona y en el campo suma una decepción tras otra. Después de un verano en la rampa de salida, se queda en el Camp Nou. Koeman cuenta con él e intentará recuperarlo
La historia de Coutinho en el Barcelona parece una película de viajes en el tiempo que siempre lleva al mismo lado: el brasileño no encaja en el equipo. Pero va a tener un nueva oportunidad de romper ese bucle, porque después del típico verano en el que parecía más fuera que dentro, va a continuar en el Camp Nou. Bajo su espalda pesa que es el fichaje más caro en la historia del club (135 millones, según la web especializada transfermarkt), claro que de eso él no tiene ninguna culpa. Lo malo de vender a un futbolista como Neymar en 2017 (en realidad, el brasileño pagó su cláusula) es que se pierde a uno de los jugadores top del mundo. Lo bueno es que se ingresa mucho dinero. Y lo bueno de recibir todos esos millones es que se pueden invertir en otro gran fichaje. Pero lo malo es que los equipos lo saben y esperan con el cuchillo para ponerle un precio desorbitado. Estaba desesperado el Barça y entre Dembélé y Coutinho se invirtió más de lo ingresado por Ney. Para muy poco.
Coutinho llegó a la Ciudad Condal en enero de
2018 y tardó en debutar, porque arrastraba unas molestias. Además, no podía jugar la Champions ese curso porque ya lo había hecho con el Liverpool. Tuvo esos meses de adaptación hasta que acabó la temporada, disputó 22 encuentros, marcó 10 goles, repartió seis asistencias y se suponía que para la siguiente campaña, la 2018/19, iba a estar perfecto, ya pasada la fase de adaptación. Pero la etiqueta de «nuevo Iniesta» que le pusieron no se correspondía con la realidad porque es otro tipo de jugador. Los dos tienen mucha calidad individual, pero son diferentes. No llenó el vacío que dejó el albaceteño. La duda fue: ¿era necesario un futbolista así con lo que ya había en la plantilla? Valverde no logró que Coutinho cuajara junto con Dembélé, Luis Suárez y Messi y habitualmente solía ser él el sacrificado. Incluso tuvo un enfrentamiento con el público, que lo pitaba, al que desafió tras marcar un gol en la Champions al Manchester United. Acabó esa campaña con 54 partidos y once tantos. La siguiente se marchó cedido al Bayern Múnich y tuvo minutos, pero tampoco se hizo imprescindible: 37 apariciones, 11 dianas, dos de ellas en la debacle azulgrana de la Champions de Lisboa, el 2-8, para más inri. El equipo alemán no ejerció la posibilidad de comprarlo, y volvió al Barcelona. Koeman, en una de sus primeras comparecencias, dijo que tenía la intención de recuperarlo, que contaba con él, e incluso le puso de titular en cuatro de las cinco primeras jornadas de Liga, en las que repartió dos asistencias y marcó un tanto. Pero primero tuvo un parón por una lesión en el muslo, en octubre, y ya entraba y salía de los onces iniciales. Su rendimiento empezó a bajar de forma alarmante. Después de que se hubiera escrito que Coutinho por fin encontró su sitio, flojeó y en enero se fastidió el menisco. Y adiós: otra año perdido para el brasileño (14 partidos, tres goles). Vuelta a la máquina del tiempo.
Llegado el verano su nombre ha regresado a las listas de posibles traspasos y trueques. Pero el mercado está como está, sin dinero por la crisis de la pandemia y sin que nadie quiera arriesgar, porque el futbolista lleva ocho meses parado. No hay ofertas importantes y Koeman sigue pensando que puede ser aprovechable. Para el estreno contra la Real Sociedad no fue convocado, pese a que el día anterior había recibido el alta médica por fin. Se entendió como un mensaje, pero el entrenador aclaró que todavía era demasiado pronto. Coutinho, con contrato hasta junio de 2023, puede volver para el duelo contra el Athletic Club y le toca empezar de nuevo. La marcha de Messi también le deja más hueco en la zona ofensiva, pues se siente cómodo jugando por detrás de los atacantes. Incluso puede heredar el número «10», aunque eso sería meterle más presión.