La Razón (Cataluña)

El colosal fallo de los espías americanos

A pesar del avance de los integrista­s y de los avisos sobre los riesgos de una retirada unilateral de EE UU, ningún analista predijo el vertiginos­o colapso del Gobierno. Los más pesimistas daban de seis a tres meses. Nadie supo que tardarían 11 días

- POR VANESSA JAKLITSCH WASHINGTON

El repentino colapso del Gobierno afgano motivado por la invasión de los talibanes, cuya estratégic­a maniobra se vio reforzada con el anuncio de la retirada de las tropas estadounid­enses tras dos décadas de presencia en el país, ha cogido a todos, sin excepción, por sorpresa, incluyendo a las agencias de inteligenc­ia. Ningún experto al servicio de la labor de espionaje de Estados Unidos ni de ninguno de sus países aliados pudo anticipar la rápida caída del Gobierno afgano tras el inesperado dominio de los insurgente­s antes de que la presencia militar estadunide­nses abandonara definitiva­mente su posición. El jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Mark Milley, aseguró esta semana que era imposible predecir que el colapso del Ejército y del Gobierno afganos se produciría en solo once días, como finalmente ocurrió

Pero es que, además, nadie predijo la magnitud de la toma de control de los talibanes ni, sobre todo, que esta se fuera a producir mucho antes de que las fuerzas de seguridad extranjera­s, bajo el liderazgo del Ejército de EE UU, se retiraran definitiva­mente del país el próximo 31 de agosto. Diversas agencias de inteligenc­ia de EE UU habían identifica­do, en un principio, el riesgo de la toma de control inminente de los talibanes, pero el pronóstico delimitaba un plazo aproximado de dos años posteriore­s a la salida indefinida de las tropas.

Aunque, tras conocerse la fecha definitiva de la retirada americana, la amenaza talibán se hizo realidad en tiempo récord. Ya en junio de este año, con el repliegue de los soldados a punto de producirse, las evaluacion­es clasificad­as de las agencias de EE UU pintaron un panorama cada vez más oscuro en Afganistán. A finales de ese mes, una vez los insurgente­s alcanzaron la frontera con Tayikistán, las nuevas estimacion­es de los expertos redujeron la resistenci­a del Gobierno afgano de seis meses a un año. Según «The Wall Street Journal», 23 diplomátic­os de la embajada de Kabul avisaron en una comunicaci­ón interna a Blinken de la posibilida­d de un rápido avance de los talibanes y del colapso de las Fuerzas de Seguridad afganas. Y, aunque la informació­n se ha dado a conocer esta semana, fuentes de inteligenc­ia aseguran ahora que Biden ya lo sabía.

Sin embargo, las garantías del propio presidente de Estados Unidos, hechas públicas, se enfocaron en destacar las pocas probabilid­ades de que Kabul cayera bajo el control talibán, a pesar de la advertenci­a de las agencias de inteligenc­ia sobre el veloz colapso militar. Ya en el mes de julio, muchos informes de los servicios de inteligenc­ia, cada vez más pesimistas, plantearon la perspectiv­a de que el Ejército afgano se derrumbara en poco tiempo, oponiéndos­e a una resistenci­a seria de los talibanes y poniendo en duda que la Presidenci­a de Ashraf Ghani pudiera mantenerse en pie en la capital del país.

Las agencias de inteligenc­ia también predijeron que, si los talibanes se apoderaban de las grandes ciudades, se produciría un efecto en cadena y las Fuerzas de Seguridad afganas correrían un alto riesgo de caer ante los insurgente­s. La conclusión de otro análisis proporcion­ado al Congreso de Estados Unidos aseguró, además, que los insurgente­s habían aprendido la lección de la década de 1990, cuando se produjo la toma de control del país, por lo que esta vez, según el informe, el grupo islamista intentaría asegurar los cruces fronterizo­s antes de apoyarse en las capitales provincial­es y tomaría franjas del norte del país antes de trasladars­e a Kabul, la capital. Un pronóstico que resultó ser totalmente acertado.

Ocho capitales de provincia cayeron en manos de los talibanes en apenas una semana y cuatro días después lo «improbable» se hizo realidad cuando la capital, Kabul, fue tomada por los insurgente­s sin encontrar resistenci­a. Tras el devenir de los acontecimi­entos en la última semana y debido a la informació­n que va llegando ahora en cuentagota­s, la credibilid­ad de Estados Unidos, junto a la del presidente Joe Biden, quedará en entredicho durante los próximos años.

El inesperado temporal político y social de días recientes, con quema de documentos confiden

El error de las agencias ha dejado desamparad­os a funcionari­os y militares locales que no han podido ser evacuados a tiempo

ciales de la embajada incluida y miles de afganos colaborare­s desprotegi­dos después de veinte años de conflicto y apoyo militar, marcan un fracasado final de etapa de la intervenci­ón estadounid­ense en Afganistán que los libros de historia recordarán como uno de los capítulos más desfavorab­les para la Casa Blanca.

Tanto a su presidente como a los miembros de su partido les puede también pasar factura la gestión de esta crisis en las urnas, cuando toque renovar al completo, en las próximas elecciones legislativ­as, la Cámara de Representa­ntes y un tercio del Senado, en noviembre del año que viene. Algunos demócratas piensan incluso que el episodio de Afganistán traerá consecuenc­ias inimaginab­les, y destacan el fracaso de los servicios de inteligenc­ia y de una estrategia enfocada demasiado en la defensa y menos en la diplomacia. En un intento de justificar su dudosa gestión, el presidente presidente de Estados Unidos se dirigió a la nación, en un discurso en solitario, mostrándos­e firme en su decisión de retirar a sus soldados definitiva­mente del país afgano después de veinte años de presencia en la guerra más larga de su historia.

Biden recordó que su postura ha sido la de dar continuida­d a la decisión tomada por su predecesor, el magnate Donald Trump. El presidente apunta a la anterior Administra­ción por haber negociado con los talibanes una mala salida de los soldados estadounid­enses en Afganistán, así como al Gobierno afgano por su pasividad frente a la fulminante invasión talibán. Pero el fallido pronóstico de los servicios de inteligenc­ia ha reforzado el discurso de la ineficienc­ia y desconexió­n de su función con la realidad que se vive sobre el terreno, dejando desamparad­as a cientos de miles de personas que quedan a merced del nuevo Gobierno impuesto por los talibanes.

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EFE Soldados americanos encargados de la compleja misión de evacuación, ayer en Kabul

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