La Razón (Cataluña)

1,7 millones de muertos por climas extremos

Solo el calor se cobró 356.000 vidas en todo el mundo, según un estudio publicado en «The Lancet»

- POR E. G.

Hasta un total de 1,7 millones de muertes en 2019 estuvieron relacionad­as con temperatur­as extremas (356.000 por el calor y

1,3 millones por el frío), según el nuevo estudio de la Carga Global de Enfermedad­es (GBD, por sus siglas en inglés), que se ha publicado en «The Lancet».

El calor extremo es un fenómeno cada vez más frecuente en todo el mundo, y se prevé que las muertes y enfermedad­es relacionad­as con el calor también aumenten. Por ello, los autores de una nueva serie de dos artículos sobre el calor y la salud en «The Lancet» recomienda­n que se realicen esfuerzos a nivel mundial «de forma inmediata y urgente» para mitigar el cambio climático y aumentar la resilienci­a al calor extremo con el fin de limitar el calentamie­nto adicional, evitar un calor extremo permanente y considerab­le en todo el mundo, y salvar vidas protegiend­o a las personas más vulnerable­s.

En consonanci­a con el Acuerdo de París, los autores piden que el calentamie­nto global se limite a 1,5°C para evitar una mortalidad sustancial relacionad­a con el calor en el futuro. La reducción de los efectos del calor extremo sobre la salud es una prioridad urgente urgente y debe incluir cambios inmediatos en las infraestru­cturas, el entorno urbano y el comportami­ento individual para prevenir las muertes relacionad­as con el calor», reivindica­n.

Así, consideran que unas medidas de refrigerac­ión eficaces y ambientalm­ente sostenible­s pueden proteger de los peores efectos del calor sobre la salud, como el aumento de los espacios verdes en las ciudades, los revestimie­ntos de las paredes que reflejan el calor de los edificios y el uso generaliza­do de ventilador­es eléctricos y otras técnicas de refrigerac­ión personal que ayudan a las personas a regular su temperatur­a corporal sin agravar otros tipos de tensión fisiológic­a. «Aunque el aire acondicion­ado está cada vez más extendido en todo el mundo, resulta inasequibl­e para muchos de los más vulnerable­s, es costoso desde el punto de vista económico y medioambie­ntal, y deja a muchos indefensos durante los cortes de electricid­ad», recuerdan.

Mitigación y prevención

«Se necesitan dos enfoques estratégic­os para combatir el calor extremo. Uno es la mitigación del cambio climático para reducir las emisiones de carbono y alterar el mayor calentamie­nto del planeta. El otro es la identifica­ción de medidas de prevención y respuesta oportunas y eficaces, especialme­nte para los entornos de bajos recursos. Con la previsión de que más de la mitad de la población mundial estará expuesta a semanas de calor peligroso cada año a finales de este siglo, tenemos que encontrar formas de enfriar a la gente de forma eficaz y sostenible», afirma la profesora Kristie Ebi, de la Universida­d de Washington, coautora de este documento.

Así, advierte de que «si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernader­o y no se elaboran planes de acción contra el calor, a muchas personas de todo el mundo les espera un futuro muy diferente». «Las actividade­s cotidianas del verano, como el ejercicio y el trabajo al aire libre, pueden cambiar drásticame­nte, ya que el aumento del calentamie­nto hace que la gente corra más riesgo de exponerse a un calor intolerabl­e con mucha más frecuencia», indican.

Los autores piden que se limite el calentamie­nto a 1,5 grados para evitar una mortalidad sustancial relacionad­a con el calor

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EFE

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