La Razón (Cataluña)

Podemos aprieta al PSOE, pero «no romperá» la coalición

Belarra vuelve a la era Iglesias para distinguir­se de su socio de Gobierno

- POR ROCÍO ESTEBAN

Una vez acometida la remodelaci­ón del Gobierno, los indultos a los líderes del «procés» y tras haber impulsado la campaña de vacunación, Moncloa esperaba un verano tranquilo para encarar el inicio de curso político con la apertura del diálogo con Cataluña y la negociació­n de los Presupuest­os Generales del Estado, con el fin de que aseguren y consoliden el término de la legislatur­a y comenzar después la carrera electoral.

En el plano de la coalición, la parte mayoritari­a confiaba en que la calma que se había instalado con su socio minoritari­o tras la salida de Pablo Iglesias, se extendiese en el tiempo, al alejarse los morados del tono bronco y actitud desleal que se instauró en los inicios del Gobierno de coalición en 2020. Sin embargo, a pesar de la estrategia del silencio y de la negociació­n discreta abonada por la líder de Unidas Podemos en Moncloa, Yolanda Díaz, las tornas han cambiado. La subida de la luz, la ampliación del aeropuerto de ElPrat en Barcelona y la devolución de los menores en Ceuta han torpedeado este pacto verbal de no agresión entre los socios. La crisis en Afganistán es el único asunto que ha conseguido aunar a ambos partidos. Los morados respaldan a Sánchez y le piden ejercer el liderazgo.

Las divergenci­as actuales entre socios suponen temas bandera para los morados, con las que cree que –al volver a publicitar las diferencia­s– pueden conseguir rédito electoral y sacar partido de su estancia en Moncloa. Choca con la política defendida por Yolanda Díaz de solucionar a la interna los escollos en la coalición, mientras que los morados liderados por la ministra de Derechos Sociales Ione Belarra apuestan por marcar públicamen­te al Gobierno en asuntos de Estado, como en el caso de Ceuta y las devolucion­es de los menores a Marruecos.

Estos últimos enfrentami­entos en Moncloa vuelven a agitar el fantasma de la ruptura del Ejecutivo. Un camino que durante la estancia de Iglesias en Moncloa nunca se descartó e incluso públicamen­te, a tenor de las discusione­s con la ley de la vivienda o la ley «solo sí es sí», llegó a transitar al avisar de que a lo mejor «algún día hay que decir hasta aquí». Es un extremo que, a pesar de la dureza de las declaracio­nes de ministros y portavoces morados contra el ala socialista, no se encuentra en la agenda del Gobierno. El propio Pedro Sánchez descartóes­temesantic­iparelecci­ones pese al agravamien­to de las diferencia­s con Unidas Podemos. Algo que públicamen­te también suscriben en la cuota morada. Con ironía, el portavoz parlamenta­rio Pablo Echenique aseguró esta semana que el Gobierno de coalición ya había durado «una semana más» que el último encabezado por Mariano Rajoy. Portavoces de Unidas Podemos también han querido subrayar esta semana que las discrepanc­ias con el PSOE son «normales» garantizan­do así la continuida­d del Ejecutivo hasta el fin de la legislatur­a. Las fuentes oficiales consultada­s por este diario ahondan en la misma idea. «La coalición no corre peligro».

Este argumento es el mismo que deslizan dirigentes morados en privado, aunque varían las palabras y defensas férreas al grupo gubernamen­tal. Si bien señalan que, en ocasiones «es muy difícil gobernar con los socialista­s», sí respaldan que «no van a romper la coalición». Sin embargo, el sentir mayoritari­o en el cuartel general morado es más pesimista. Las

encuestas electorale­s siguen sin auparles, sin recoger ese rédito por su presencia en el Consejo de Ministros, y de cara a un escenario electoral –aún en el largo plazo– la estrategia es la de seguir confrontan­do dentro y fuera de la mesa gubernamen­tal, pero no romper, para no dar la posibilida­d a la alternativ­a de un gobierno encabezado por el PP, ante su subida en los sondeos. En el partido creen que necesitan hacerse «indistingu­ibles del PSOE» y no quemarse ante las actuales crisis que debe hacer frente al Gobierno. No rechazar la subida de la luz sería, en palabras de un dirigente morado «cavar nuestra propia tumba y una incongruen­cia con nuestro programa electoral», por ejemplo. Además, tanto el partido como la cuota morada en Moncloa se encuentra inmersa en la negociació­n de los próximos Presupuest­os Generales del Estado. Rehúsan, de hecho, romper en medio de esta negociació­n de la cual creen que pueden obtener un buen espaldaraz­o de cara a la opinión pública sí consiguen compromete­r a los socialista­s en sus reclamacio­nes: fiscalidad, subida de impuestos a las grandes fortunas y volver a aunar al bloque de la moción de censura –como hiciera Iglesias en 2020– para apuntalar el término de la legislatur­a. La actualizac­ión pendiente del Salario Mínimo Profesiona­l será una de las negociacio­nes que con más atención se sigan. Los morados no dudarán en reclamarla en la próxima reunión del Consejo de Ministros de este martes, con toda seguridad para poner fecha concreta a la subida frente a los socialista­s, que de momento no terminan por concretar fecha exacta.

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EFE La líder de Unidas Podemos en Moncloa y sus ministros y secretario­s de Estado

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