Austria rechaza acoger refugiados
«No va a suceder bajo mi mandato», dice Kurz que ya alberga a 40.000 afganos
Hay fantasmas que siempre vuelven. Tras la victoria de los talibanes en Afganistán, el club comunitario teme revivir una nueva crisis de refugiados como la sucedida en el año 2015 debido a la llegada masiva de demandantes de asilo sirios. Las tensiones generadas entre los socios europeos abrieron una serie de heridas nunca cicatrizadas, ya que durante todo este periodo tiempo el club comunitario ha sido incapaz de llegar a un acuerdo para reformar el sistema migratorio europeo, a pesar de que la experiencia ha demostrado que éste no funciona. Ante el pavor una nueva oleada de refugiados provenientes de Afganistán, Austria ya dejó ayer clara su negativa a más acogidas. «Me opongo claramente a que ahora aceptemos voluntariamente a más personas y eso no sucederá durante mi mandato», aseguró de manera contundente el canciller austriaco Sebastian Kurz. Austria considera que ya ha hecho su parte.
El país alberga a más de 40.000 refugiados afganos, el segundo mayor número tras Alemania que ha acogido a 148.000 según los datos de ACNUR, la agencia de refugiados de la OTAN. Un gran esfuerzo para Austria, ya que el país es nueve veces menor que su vecino.
Estas declaraciones se producen justo cuando algunos países europeos se están ofreciendo para albergar a aquellos afganos que durante estos años han estado trabajando para las instituciones europeas y que ya han empezado a llegar al centro habilitado en Torrejón de Ardoz (Madrid). Aunque todo indica que los socios europeos están dispuestos a cierta generosidad con los afganos que han estado ayudando a las fuerzas militares occidentales durante estos veinte años y cuya vida corre peligro, Bruselas ve con pavor la posibilidad de nuevas llegadas masivas que logren sortear las fronteras europeas. El club comunitario, tal y como hizo con el acuerdo suscrito en 2016 con Turquía, prefiere llegar a pactos con terceros países para que contengan los flujos migratorios a cambio de dinero. Algunos socios europeos ya han comenzado a blindar sus fronteras. Después de que un millón de sirios llegasen al país, Grecia está levantando un alto muro
de hormigón con alambradas en la frontera con Turquía. Una barrera con cañones de sonido, torreones de vigilancia, cámaras de largo alcance, drones y sensores. «Nuestras fronteras serán seguras e inviolables», aseguró esta semana en rueda de prensa el ministro de Protección Ciudadana, Michalis Chrisochoidis. La principal promotora de la política de puertas abiertas de 2015, Angela Merkel, se encuentra en los últimos coletazos de su carrera política tras haber fracasado a la hora de convencer al resto de los socios de imponer un sistema de cuotas obligatorias de reparto demandantes de asilo ante crisis de envergadura.