La primera mujer negra que entra en el Panteón de Francia
La artista Josefine Baker huyó de la segregación que sufría en Estados Unidos y se mudó a París en los veinte
LasLas vacaciones de verano, lejos del ruido de París, le han servido al presidente Macron para madurar una decisión altamente simbólica y que va a tener múltiples lecturas políticas y sociales en las próximas semanas en Francia. Macron ha decidido responder positivamente a la demanda formal que se había presentado hace unos meses para que la célebre cantante y bailarina Josephine Baker sea la primera mujer negra que entre en el Panteón, ese templo de grandes personalidades veneradas por la República francesa entre las que se encuentran Marie Curie, Voltaire y Jean-Jacques Rousseau, entre otros. Se trata de dar un reconocimiento al compromiso compromiso de una mujer que fue un icono y una militante en favor de la libertad y de la igualdad. De esta manera, la figura del musichall nacida en Estados Unidos pero radicada desde muy joven en Francia, y fallecida hace 46 años, será la primera persona afrodescendiente y la sexta mujer cuyos restos serán depositados en el Panteón.
Según cita el diario «Le Parisien», la ceremonia se celebrará el próximo 30 de noviembre y el Elíseo ha valorado para esta concesión sobre todo su «compromiso» y el hecho de que decidiera combatir por Francia al implicarse en la resistencia frente a la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra recibió la Medalla de la Resistencia y la Legión de Honor. También su participación en la gran marcha de Washington en 1963 en favor de los derechos civiles de los negros junto a Marthin Luther King, en la que se presentó con uniforme militar y con sus medallas de guerra.
Baker nació en 1906 en Saint Louis (Missouri), en una familia negra y pobre, en tiempos de segregación, por lo que en los años 20 decidió mudarse a París, en donde desarrolló una carrera de proyección internacional.
En la petición para reconocer lo excepcional de la biografía de Josephine Baker se recordaba que fue la primera estrella internacional negra en el mundo del espectáculo, musa de artistas cubistas y resistente con el Ejército francés.
Macron recibió el 21 de julio a una delegación de los que defendían la entrada en el Panteón de Josephine Baker, entre los que estaban el escritor Pascal Bruckner, el cantante Laurent Voulzy, la empresaria Jennifere Guesdon y Brian Bouillon-Baker, uno de los hijos adoptivos de la artista. «Josephine Baker encarna todo aquello que necesitamos en estos momentos, es decir, lo que nos puede unir. Ella es la prueba de que en la República francesa todo es posible. Que existe la igualdad de oportunidades. Y que, además de los derechos, tenemos también deberes», dijo Laurent Kupferman, quien inició la campaña. Kupferman definió el ingreso de Baker al Panteón como «un mensaje muy fuerte de universalismo» y remarcó que «simboliza la imagen de una Francia que no es racista, contrariamente a lo que dicen algunos grupúsculos mediáticos».
Otra de las impulsoras de la iniciativa, Jannifer Gueson, destacó que Baker fue una activista de los derechos civiles y ante todo un «icono libre y bisexual».
De las 80 personalidades que hay actualmente en el Panteón únicamente cinco son mujeres. La última que entró fue en 2018 Simone Veil, superviviente de los campos de concentración nazis y que como ministra fue la que impulsó la legalización del aborto en Francia en 1975.
El Panteón, monumento neoclásico situado en el V distrito de París, fue erigido en el corazón del Barrio Latino, en la montaña Santa Genoveva, está en el centro de la plaza del Panteón y rodeado por el ayuntamiento del V distrito, el Henri-IV, la iglesia Saint Étienne du Mont y la biblioteca de Santa Genoveva.