«VIETNAM PARECE UNA CLASE MAGISTRAL DE ESTRATEGIA EN COMPARACIÓN CON LA CATÁSTROFE DE JOE BIDEN»
LasLas imágenes que nos deja Kabul bien podrían ser las de hace 46 años. Aquel 30 de abril de 1975, cuando Saigón, hasta entonces capital de Vietnam del Sur, caía ante la entrada de las fuerzas comunistas del norte, y suponía el final de la intervención militar de EE.UU. de casi dos décadas en el país asiático. Aquel fue un instante deshonroso para la nación más poderosa del mundo. Unos días antes, se procedió a una evacuación masiva de diplomáticos y personal de apoyo estadounidense, ciudadanos extranjeros y refugiados vietnamitas( incluyendo a dos mil huérfanos ). El trauma en EE.UU., sus estragos y secuelas físicas y emocionales son todavía hoy una herida abierta en la sociedad norteamericana. Kabul ha sido, en ese sentido, un retorno al pasado más terrible y desalentador, la resurrección de una pesadilla nacional que demuestra que cualquier país, también los que se piensan infalibles, puede repetir sus errores más calamitosos. En ese contexto, se hablaba estos días de una suerte de censura en torno a Trump y sus valoraciones sobre el primer gran fiasco de su sucesor en el despacho oval. Una ley del silencio en la primera democracia del mundo. El sábado, por lo visto, logró esquivar ese bloqueo en un mitin republicano en Alabama. Como era de esperar, no dejó títere con cabeza, algo que por otra parte parece lógico dada la magnitud del descalabro y hasta del trágico ridículo de aquel que llegó a Washington para salvar el mundo con el credo progre del establishment. ««Vietnam parece una clase magistral de estrategia en comparación con la catástrofe de Joe Biden». «Falló en la gestión de la pandemia y ahora está supervisando la mayor humillación en política exterior en la historia de los Estados Unidos». Es un hecho que el expresidente no siente simpatías por aquel que acabó con su sueño imperial. Y más nocivo aún para su ego ha sido que fuera desalojado por este perfecto mediocre. Claro que la receta trumpista para Afganistán tampoco era como para sentir mucho orgullo: «Mantener a nuestros soldados hasta que hayamos evacuado a nuestros civiles y nuestras armas y después bombardear las cinco bases que tenemos allí y adiós».