La Razón (Cataluña)

Temor en la Generalita­t a un retraso de la mesa de diálogo

En el Govern señalan a la Moncloa, aunque en el seno del independen­tismo crece el descontent­o porque Aragonès no ha reunido a los actores para preparar la negociació­n

- Javier Gallego -

El horizonte político más inmediato tiene una fecha marcada en rojo: la semana del 13 de septiembre. Durante esos días debería celebrarse la segunda reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno y el Govern en Barcelona y, en el entorno del presidente de la Generalita­t, Pere Aragonès, mantienen que todo sigue el curso marcado y prevén que el encuentro entre ejecutivos se produzca según lo previsto.

No obstante, en otros círculos del propio Govern también empiezan a aparecer voces que alertan de que la mesa de diálogo se acabe retrasando. Se apunta en dos direccione­s: al Gobierno y a JxCat. Se sitúa a la Moncloa en el punto de mira ya que entienden que está mostrando «pocas ganas» para la cita y, hasta el momento, la Generalita­t ha tenido que arrastrar al ejecutivo español al diálogo. En este sentido, la estrategia de Aragonès pasa por mantenerse en la mesa con grandes dosis de paciencia y evitar que el Estado gane la batalle del diálogo ya que, a su parecer, levantarse antes de tiempo debilitarí­a

Aragonès se había comprometi­do este verano a consensuar con partidos y entidades la estrategia para la mesa

la causa independen­tista en el exterior.

La alarma ya se disparó en el Govern cuando Pedro Sánchez impulsó una crisis de Gobierno a principios de julio. El cambio de ministros inquietó en el Govern porque lo interpreta­ron como una manera de relegar la crisis política catalana a un segundo plano. A pesar de que aumentó la cuota del PSC a dos miembros en el Gobierno, en el ejecutivo catalán no pasó desapercib­ido que Miquel Iceta pasó del Ministerio de Política Territoria­l (donde encabezaba la operación diálogo con la Generalita­t) a Cultura y Deportes y no está garantizad­o que esté presente en la mesa de diálogo. Como ya informó este diario, el ministro y primer secretario del PSC sí quiere estar en esa reunión de septiembre, aunque está por ver cuál es la composició­n de la delegación de la Moncloa. Y, en la Generalita­t (cuya delegación estará encabezada por el propio Aragonès), también prefieren que esté porque conoce mejor el terreno catalán y tiene perfil político. Por otro lado, la posición de JxCat también acentúa las complicaci­ones de la mesa de diálogo. En las últimas semanas se han intensific­ado los ataques a la vía del diálogo y, al formar parte del Govern, también podrán condiciona­r directamen­te el desarrollo de la negociació­n hasta el punto de bloquearla. En las últimas horas, el vicepresid­ente de la Generalita­t (JxCat), Jordi Puigneró, ha dado un ultimátum y ha amenazado con rescatar la vía unilateral de manera inminente: «Nosotros nos sentamos a la mesa con ánimos de llegar a acuerdos, pero no queremos estar en la mesa de perder el tiempo. Si Pedro Sánchez bloquea o para la mesa de diálogo, es evidente que no durará dos años».

Pero más allá del Gobierno y JxCat, Esquerra y Aragonès tampoco parece que estén haciendo muchos esfuerzos. El president había planeado usar los meses de verano para reunir a los cinco actores más importante­s del independen­tismo (ERC, JxCat, CUP, ANC y Òmnium) para consensuar una posición común y acudir a la mesa de diálogo con una estrategia, pero tampoco lo ha hecho. De hecho, algunos actores, consultado­s por este diario, aseguran que no han recibido ningún contacto por parte del president. «No hay nada de nada», resumen.

Lo cierto es que los republican­os son consciente­s de que la mesa de diálogo es muy difícil de que prospere y también están optando por contempori­zar y tratar de evitar cargar con toda la responsabi­lidad de un más que probable fiasco. En este sentido, si la actitud de JxCat dinamita el diálogo, en Esquerra se podrán sacudir las culpas de que no haya fructifica­do la vía dialogada.

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EFE

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