La Razón (Cataluña)

EL «TÉ CON LECHE» QUE TEME PEKÍN

- Manuel Sánchez Cánovas Manuel Sánchez Cánovas. Centro de Economía Política y Regulación, Facultad de Económicas, Universida­d CEU San Pablo

LaLa juventud del Sudeste Asiático, a favor de la independen­cia de Taiwán y Hong Kong, reacciona en las redes sociales contra el autoritari­smo de la RP China. Se trata de «La Alianza del Té con Leche», un movimiento transfront­erizo espontáneo (hashtag: #MilkTeaAll­iance), en pos de mayores cotas de libertad, contra las élites corruptas de regímenes cada vez más próximos a Pekín. La buena situación en Taiwán, democrátic­a y moderna, contrastar­ía con el desorden en Hong Kong y otros países de la ASEAN.

¿Por qué del «Té con Leche»? Es una bebida dulce –como casi todo en Asia–, popular en los cafés de Tailandia, Hong Kong y Taiwán, donde la influencia de Pekín se mira con recelo: los primeros lugares en incorporar­se a una Alianza que ya tiene alcance asiático.

Según el Taipei Times, la Alianza nace en Bangkok cuando la modelo Weeraya Sukaram (Nnevvy en Twitter) –la novia del actor Vachirawit Chivaaree, famoso en China por sus series–, lanza un post preguntánd­ose si el virus de la Covid19 salió de un laboratori­o. Una hipótesis barajada por Trump y Biden, quien solicitó una investigac­ión acerca del Instituto de Virología de Wuhan (China).

La situación empeoró cuando, como protesta, un ejército de trolls chinos, denuncian otro post en Instagram, donde Weeraya habría sugerido que Taiwán –Pekín la considera provincia renegada–, no es parte de la RP China. Removiendo las cuentas de la pareja, habría aparecido un post adicional en la cuenta de Chivaaree, dando a entender que Hong Kong (RP China) sería un país. Abrumado por las críticas, probableme­nte absurdas, el actor tailandés se disculpó, retirando su comentario. Con todo, el boicot contra sus programas televisivo­s en China prosiguió.

Mientras tanto, la Junta del General Prayuth Chan-ocha ganaba las elecciones de marzo de 2020 en Tailandia, tras haber apartado de las urnas, ex ante, a los partidos opositores; se iniciaba una intensa represión en Hong Kong contra los disidentes políticos con la nueva Ley de Seguridad –así Pekín elimina los Derechos Humanos de sus ciudadanos–; y se encarcelab­a injustific­ablemente a Aung San Suu Kyii, cuando el partido de la premio nobel barría a la oposición en las elecciones de Myanmar por mayoría aplastante, tras un golpe de Estado militar cruento con centenares de muertos.

No extraña pues que dos jóvenes héroes, ex líderes estudianti­les, mostraran su solidarida­d con la pareja tailandesa en las redes: El disidente cristiano cantonés Joshua Wong, encarcelad­o en Hong Kong por Pekín, y Netiwit Chotiphatp­haisal, activista tailandés pro Democracia. «Quizá «Quizá podamos construir una nueva solidarida­d panasiátic­a que se oponga a todas las formas de autoritari­smo», habría dicho Wong desde prisión. Un hito que amplifica el rol de las redes, nexo internacio­nal entre grupos de jóvenes contra los abusos autoritari­os y los trolls de la China comunista. Por ejemplo, en octubre, disidentes de Hong Kong comunicaba­n sus tácticas contra los antidistur­bios a sus compañeros en Bangkok, manifestán­dose contra la junta militar tailandesa.

¿Es la Alianza síntoma de una pugna entre el individual­ismo liberal occidental, con raíces judeocrist­ianas, y el holismo chino, jerárquico, autoritari­o y asiático? Esto sólo sería una sobresimpl­ificación: el gran influjo occidental en el Sudeste Asiático, cruce de civilizaci­ones antes y después del colonialis­mo europeo, se siente hasta en el mismo mobiliario y costumbres en los cafés de Myanmar o Saigón; en el chabacano, el «español» que hablan ciertos filipinos, o el barrio portugués de Malaca (Malasia). Sin embargo, cientos de años antes que las europeas, las influencia­s fueron hinduistas, confucioni­stas, budistas y musulmanas.

Además, las primeras protestas se dieron en zonas de influencia budista con raíces étnicas chinas (Hong Kong, Tailandia, Myanmar, Taiwán): los posts en malayo son minoritari­os por razones varias, empezando por el Islam. Aunque «todo fluye, nada permanece», existen grandes diferencia­s entre el budismo Theravada que domina el Sudeste Asiático –igualitari­o y compasivo–, y el imperante en la RP China, que encaja mejor con su paternalis­mo confucioni­sta –jerárquico y elitista–. Por no hablar de la gran influencia soviética en el autoritari­smo chino, desde la Academia Militar de Wamphoa al maoísmo, o la importanci­a de los cristianos y la Diáspora China histórica, en los centros urbanos de la ASEAN y Hong Kong.

La Internet le da alas a jóvenes afluentes que estudian hace décadas en universida­des australian­as o americanas: cierto liberalism­o siempre ha estado ahí, en el capitalism­o maduro de la ASEAN, sea en familias cristianas, hinduistas o budistas, generacion­es. Mientras, desde tiempos inmemorial­es, China practica el divide y vencerás entre sus reinos vasallos fronterizo­s. Lo que estos jóvenes asiáticos –entretenid­os con el K-Pop coreano o películas americanas antes de la pandemia–, tienen claro hoy es que el autoritari­smo chino ahoga las libertades, creativida­d y vitalidad que hacían de Hong Kong o Bangkok grandes ciudades, ricas y cosmopolit­as.

«Desde tiempos inmemorial­es, China practica el divide y vencerás entre sus reinos vasallos fronterizo­s»

 ?? BARRIO ??
BARRIO
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain