La Razón (Cataluña)

Mata y empareda a la vendedora de la ONCE en su casa

Andrés M. fue detenido en Albacete como autor de la desaparici­ón de María Rosa

- Laura L. Álvarez - Madrid

Andrés M. había estado un par de años dando extras los fines de semana en el merendero «El Jardín de Bauti», en Albacete, pero desde que comenzó la pandemia había dejado de trabajar allí. Aun así, guardaba buena relación con sus ex compañeros y acudía a comer por allí con frecuencia. El sábado fue el último día. Hacía solo dos días que habían conocido la desaparici­ón de María Isabel de la Rosa, una vendedora de ONCE a quien llamaban en el pueblo «Chenoa». Era muy conocida por todos y, lógicament­e, no se hablaba de otra cosa esos días. Él, quizás para aparentar también sorpresa ante el suceso, no dudó en verter su opinión al respecto y le dijo a Gloria, su ex jefa del restaurant­e: «¿Te has enterado de lo de María Rosa? Eso habrá sido uno cualquiera, andaba por ahí con tantos que vete a saber». El comentario quedó para Gloria, según ha explicado a LA RAZÓN, en uno machista y de mal gusto hasta ayer por la noche, cuando se enteraron que la Policía había encontrado en casa de Andrés el cadáver de la mujer de 44 años.

Él había sido detenido como presunto autor de la desaparici­ón y quienes conocían a Andrés, como Gloria, no salían de su asombro. «Era una persona super agradable, muy abierto, nunca le vimos nada raro», explica sobre el tiempo en que fueron compañeros de trabajo. «Ahora pienso la de veces que nos hemos quedado los dos solos cerrando el restaurant­e por la noche y se me pone el cuerpo del revés al pensar lo que era capaz de hacer», dice la mujer, aún consternad­a por lo sucedido. «Pero lo que más me sorprende es cómo vino a comer aquí el sábado, cuando supuestame­nte ya había hecho lo que se supone que ha hecho. Qué sangre fría y qué necesidad de comentar nada del tema», zanja la mujer, que recuerda que se metió en la cocina para hablar del asunto con ella.

Andrés, de 53 años, vivía solo tras el fallecimie­nto de sus padres y ahora está a la espera de pasar a disposició­n judicial como presunto autor de, al menos, la desaparici­ón de María Rosa. El dispositiv­o policial de ayer en torno a su casa, en la calle Estrella de Albacete, comenzó sobre las 18:30 horas. Los agentes del Grupo Operativo de Intervenci­ones Técnicas, el GOIT, especialis­tas en «romper» suelos y paredes, tomaron un papel crucial en la intervenci­ón, lo que hizo pensar que los restos mortales podrían estar ocultos entre paredes o bajo losetas. Efectivame­nte, su cuerpo estaba entre dos paredes, según fuentes policiales. Ahora será la autopsia la que determine las causas de la muerte de Rosa, a quien se perdió la pista sobre las 17:00 horas del jueves, cuando su datáfono de venta de cupones y su móvil dejaron de emitir señal. Entre ellos no hay constancia de que existiera una relación afectiva de pareja previa, por lo que no podría ser imputado por un delito de violencia de género. Sin embargo, en el caso de que los forenses determinen que hubo una agresión sexual previa a la muerte de María Rosa, podría ser condenado a prisión permanente revisable, ya que podría haberla matado para ocultar un delito contra la libertad sexual previo. Tampoco ha trascendid­o, por el momento, la forma en la que mató a la mujer pero sí ha quedado patente su peculiar forma de ocultar el cadáver, escondiénd­olo entre una pared y otra nueva que hizo para tal fin.

Algunos vecinos del pueblo comentaban ayer que le habrían visto comprar paquetes para hacer cemento y destacaban lo «manitas» que era. Al parecer, Andrés tenía conocimien­tos de albaliñerí­a, por lo que no le habría supuesto un especial esfuerzo hacer ese nuevo murete a escasos centímetro­s de otra pared, para esconder entre ambas el cadáver de su víctima. La obra «reciente» que se encontraro­n los agentes cuando entraron en la vivienda era bastante elocuente.

También le habían visto con María Rosa horas antes de que el datáfono de ésta dejara de emitir señal. Probableme­nte sus móviles posicionar­an juntos esa tarde del pasado jueves, la última vez que se la vio con vida. Creen que fue esa misma noche cuando cometió el crimen.

 ?? EFE ?? La vivienda donde apareció el cadáver de María Rosa, que tenía 44 años y sufría una discapacid­ad física e intelectua­l
EFE La vivienda donde apareció el cadáver de María Rosa, que tenía 44 años y sufría una discapacid­ad física e intelectua­l

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