La Razón (Cataluña)

El último ejemplo de la reconcilia­ción por la IIGM

Un soldado estadounid­ense se reúne con los tres niños italianos a quienes estuvo a punto de matar

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EnEn el otoño de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, el joven soldado estadounid­ense Martin Adler, desplegado con las tropas aliadas en Italia, se encontraba en los alrededore­s de Monterenzi­o, en los Apeninos. Recorriend­o las callejuela­s del pueblo, escuchó un sospechoso ruido procedente de una enorme cesta de mimbre apoyada en el suelo. Mientras empuñaba su arma para disparar contra lo que él creía que era un soldado alemán, una mujer salió de una casa cercana gritando para tratar de detenerlo: «¡Bambini! ¡bambini!». De repente, de la cesta salieron tres niños de entre 3 y 6 años, hijos de la mujer, que se habían escondido después de haber visto a los militares acercarse.

«La madre salió de su escondite, se paró enfrente de mi arma y la puso contra su estómago para evitar que disparara. Ella fue la verdadera heroína, no yo», cuenta Adler, de 97 años y originario del Bronx. Han pasado casi 77 años de aquel episodio, pero el anciano ex soldado nunca pudo olvidar a aquellos tres pequeños a los que regaló barritas de chocolate y con quienes se hizo una fotografía que ha guardado con celo durante casi ocho décadas.

Hace unos meses, gracias a las redes sociales, consiguió ponerse en contacto con los tres hermanos, Bruno, Mafalda y Giuliana Naldi. Los cuatro se hicieron la promesa de volver a verse apenas la pandemia diera algo de tregua. Y hace unos días, la cumplieron. El veterano soldado cruzó esta semana el Atlántico y aterrizó en el aeropuerto de Bologna donde los tres hermanos, hoy octogenari­os, le recibieron emocionado­s. Adler, que llegó a la terminal del aeropuerto en silla de ruedas acompañado por su esposa, se fundió con ellos en un largo abrazo. «He esperado toda la vida este momento», confesó.

Localizar a los tres hermanos Naldi después de tanto tiempo no habría sido posible sin el empeño del periodista y escritor italiano Matteo Incerti, que estaba preparando un libro sobre la Segunda Guerra Mundial cuando descubrió la fotografía. A través de aquella vieja instantáne­a en blanco y negro, Incerti pudo descubrir el lugar exacto donde fue tomada y comenzar el rastreo.

La hija del ex veterano estadounid­ense, que le ha acompañado en su viaje a Italia desde Florida, explicó que su padre todavía sufre pesadillas y que aquellos tres pequeños eran el único buen recuerdo de la guerra. «Estoy muy feliz y muy orgullosa de él porque las cosas podrían haber sido muy distintas. Gracias a que dudó un segundo, ahora hay generacion­es de personas», contó Rachelle.

Los Naldi son una enorme familia formada por seis hijos, ocho nietos y dos bisnietos que descienden de los tres hermanos que lograron salvar su vida por un instante. La madre de los tres hermanos murió en el año 2000. «Saber que Martin podría haber disparado y que nadie de mi familia existiría es algo muy emocionant­e», confesó Roberta, nieta de Giuliana, la benjamina de los tres. La mujer, que hoy tiene 80 años, no recuerda haber pasado miedo, a pesar de que el episodio pudo haber acabado en una verdadera tragedia, pero aún se le hace la boca agua al rememorar el regalo del soldado estadounid­ense. «Comimos mucho chocolate». El mismo chocolate que el veterano soldado les volvió a regalar 77 años después.

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EFE Imagen del histórico encuentro, ejemplo de la reconcilia­ción

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