Europa concluye las evacuaciones desde Kabul
La UE busca vías para seguir el rescate de afganos a través de los países vecinos
Los países europeos abandonan Afganistán. Todo indica que EE UU será el único país occidental que mantenga su presencia militar en el país hasta el 31 de agosto. El doble atentado del jueves en Kabul ha complicado aún más la última fase de los trabajos evacuación de los países europeos, que durante estos días han intentado auxiliar al máximo número
de afganos posible, en su mayoría colaboradores que durante los 20 años de presencia del país han trabajado para las potencias occidentales y cuyas vidas corren peligro ante posibles represalias de los talibanes. Francia y Reino Unido son los dos países que más han dilatado sus respectivos puentes, aéreos que dejarán ya hoy de estar operativos. Este fin de semana comienza ya una nueva era en el país centro asiático sujeto a muchos interrogantes y pocas certezas, aunque los socios europeos están explorando otras vías de salida para seguir rescatando a aquellos demandantes de asilo que no han podido ser evacuados por la premura de la salida y la dificultad para llegar el aeropuerto.
Aunque técnicamente la fecha pactada entre EE UU y los talibanes para la salida de las tropas en el país expira el martes, la ministra de Defensa belga, Ludivine Dedonder, desveló este pasado miércoles en una entrevista con varios diarios belgas que la Administración estadounidense había pedido en privado al resto de los países que finalizasen sus evacuaciones desde Afganistán el día de hoy como muy tarde y no esperasen hasta finales de mes, ante el peligro de que los talibanes cumpliesen sus amenazas de un baño de sangre ante posibles atentados yihadistas de Daesh, tal y como al final acabó sucediendo este pasado jueves.
Países como Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Polonia y Hungría ya habían decidido clausurar sus tareas de evacuación antes del doble ataque en Kabul, mientras Alemania anunció el fin de la operación de rescate tras el atentado. París y Londres aseguran que los terroristas del Estado Islámico no han tenido nada que ver con el fin de sus respectivos procesos de evacuación y que se han limitado a cumplir sus planes iniciales, a pesar de una de las explosiones del jueves tuvo lugar en las inmediaciones del hotel Baron, el lugar elegido por la delegación británica para procesar las solicitudes de asilo antes de embarcar en las aeronaves militares.
A pesar de esto, resulta difícil hablar de triunfo. El secretario de Defensa, Ben Wallace, reconoció ayer por la mañana que probablemente unos 1.100 refugiados no podrán ser rescatados por parte de Reino Unido, en la mayoría de los casos porque estas personas no han podido llegar al aeropuerto de Kabul. «El hecho más triste es que no podremos sacarlos a todos», admitió. Según los últimos datos, los aviones militares británicos han conseguido salvar a más de 13.000 británicos y afganos
Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Polonia y Hungría habían acabado sus tareas de evacuación antes del doble ataque
Reino Unido lamenta que no ha podido evacuar a 1.100 personas que no lograron llegar al aeropuerto de Kabul
desde que comenzó el puente aéreo hace dos semanas.
Reino Unido es el país, tras Estados Unidos, con un mayor número de tropas en Afganistán y, por eso, esta desbandada de las potencias occidentales tras el sorprendente y fulminante triunfo talibán resulta un tema especialmente delicado. Londres no quiere dar la impresión de que se lava las manos y deja a estas personas a su suerte y promete seguir explorando otras vías. «Les daremos consejos sobre cómo protegerse y cómo pueden llegar a un país vecino, donde podrán ser capaces de pedir su traslado a Reino Unido», explicó Wallace.
El resto de países europeos también confía en poder seguir trasladando desde países limítrofes a aquellos demandantes de asilo que ya han sido clasificados como aptos, pero no han podido embarcar. Alemania incluso ha negociado con los talibanes la posibilidad de continuar las labores de rescate con aviones civiles a partir del día 31, pero las amenazas de ataques terroristas por parte del Estados Islámico –enemigo acérrimo de los talibanes– dificulta esta posibilidad.