La nueva vida de Iglesias fuera de la política
No quiere «eclipsar» a Belarra, pero con sus análisis podrá presionar en las batallas entre PSOE y Podemos
Cuando resta apenas una semana para que se cumplan cuatro meses de la salida de Pablo Iglesias de la política, su vida profesional vuelve a tomar un impulso. Es tiempo de cambio para quien fuera vicepresidente segundo del primer gobierno de coalición y líder de Podemos, después de meses de adaptación y reflexión sobre sobre lo acontecido en los dos últimos años frenéticos.
Un giro en los acontecimientos que comenzó el pasado 4 de mayo tras su derrota en las urnas, al no conseguir una suma de izquierdas con la que desbancar a la presidenta Isabel Díaz Ayuso de la Puerta del Sol. Significó un cambio de paradigma tanto en la política como, a nivel interno, en el Gobierno y en su propio partido. Al ser la cara visible y casi única con proyección mediática en el cuartel general morado, su formación experimentó una transformación a pasos agigantados para abrir una nueva era en el partido, que estaría encabezada por la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y acompañada por la titular de Igualdad, Irene Montero, o la secretaria de Estado, Noelia Vera y la secretaria de Organización Lilith Vestrynge, entre otras. El objetivo, construir un podemos feminista para apartar la idea de un partido encorsetada y unida a la figura de Iglesias.
Durante este tiempo, la mayoría en medio del descanso estival, el ex vicepresidente ha optado por mantener como mantra un silencio sepulcral. Ni acudió a la proclamación de Ione Belarra como su sucesora, ni celebró públicamente la llegada al Consejo de Ministros de leyes estrella para los suyos, como la Ley del «solo sí es sí» o la ley LGTBI. Tampoco levantó la voz cuando las negociaciones entre PSOE y Unidas Podemos encallaban para sacar adelante la ley de Vivienda, entre otras cuestiones de índole política.
Tras ese silencio, con el objetivo de no interferir en el trabajo que ahora desempeña su sucesora en el partido o Yolanda Díaz, como interlocutora de Unidas Podemos en el Gobierno, Iglesias ya ha meditado su futuro más inmediato.
Volverá a ocupar los páginas de periódicos o tiempos de tertulia a partir de septiembre debido al interés que provocará cualquier valoración que pueda esgrimir sobre la actualidad política desde sus nuevas responsabilidades. Desde el próximo mes se incorporará como colaborador de Rac1 y del digital CTXT, desempeñando una tarea de «periodista crítico» según el mismo definió ayer en la presentación de las novedades del programa radiofónico. Según Iglesias cree que su nuevo futuro se le dará «bastante mejor» que la labor institucional que ha desempeñado.
Dos colaboraciones que se sumarán a su trabajo en la universidad como profesor investigador en el centro Internet Interdisciplinary Institute (IN3), adscrito a la Universitat Oberta de Cataluña (UOC). En su entrevista, el ex vicepresidente explicó el silencio que hasta ahora ha mantenido. «Estar callado es lo que toca si te vas», aseveró para después comunicar que vuelve para «hacer lo que hacía antes de dedicarme a la política institucional». Iglesias descartó incidir en la política actual. «Si uno se va no puede eclipsar a los que se quedan». Un extremo difícil de creer debido al altavoz del que dispondrá y desde el que podrá dar sus veredictos sobre las batallas que se viven en Moncloa entre PSOE y Unidas Podemos. De hecho, ayer, ya advirtió de la posibilidad de que Vox entre en el Consejo de Ministros. Algo que choca con lo que defendía cuando era vicepresidente, cuando lo rechazaba.