La Razón (Cataluña)

La guerra más larga de Estados Unidos, ¿y ahora qué? «La retirada total de Irak será una humillació­n mayor para Estados Unidos» «Los talibanes quieren demostrar que gobiernan mejor que Karzai y Ghani»

- Naveed Ahmad AP Naveed Ahmad es analista experto en Afganistán

¿Qué lecciones se tienen que aprender de la derrota de Estados Unidos en la guerra de Afganistán?

La primera lección de la lucha contra el extremismo y el terrorismo es aislar al enemigo en lugar de ampliar su personalid­ad para justificar el uso intensivo de la fuerza. En el caso de Afganistán, Estados Unidos y sus aliados deberían haber ido tras Al Qaeda mientras llegaban a un acuerdo con los talibanes con la ayuda de cuatro países que habían reconocido el régimen, es decir, Turkmenist­án, Pakistán, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. Cualesquie­ra que sean las justificac­iones contra el comportami­ento extremista y radical de los talibanes, el hecho es que solo Al Qaeda fue considerad­o responsabl­e del terrorismo el 11 de septiembre de 2001. No se le dio una oportunida­d a la diplomacia y el presidente George W. Bush presionó apresurada­mente para que hubiera una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y el despliegue de tropas. La decisión fue unilateral basada en la doctrina de «con nosotros» o «contra nosotros». Unos quince años después del conflicto, Washington eliminó a los talibanes de la lista de sanciones de la ONU y comenzó las negociacio­nes en Doha. También en el caso de

Irak, las amenazas sobre el terreno no se establecie­ron como una prueba clara y definitiva de la existencia de armas de destrucció­n masiva, así como de la presencia de Al Qaeda, e incluso no se requirió la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. La retirada parcial de las tropas estadounid­enses de Irak provocó un vacío de seguridad, lo que permitió que el estado paria de Irán tomara las decisiones. Bagdad será una mayor humillació­n para Estados Unidos cuando decida retirar las tropas restantes en el país azotado por la guerra. Afganistán se está presentand­o ante el mundo como un fracaso espectacul­ar en el entrenamie­nto de las fuerzas armadas, el servicio policial, la desradical­ización y la construcci­ón del Estado en general.

¿Cuáles son los principale­s retos a los que se enfrentan los talibanes a partir de ahora?

Los talibanes tienen cuatro desafíos clave que enfrentar en el futuro inmediato. Uno, generar confianza entre otros actores políticos y llegar a un punto en común sobre la constituci­ón del país y el proceso electoral o de selección mientras se acuerda un arreglo provisiona­l para compartir el poder. Dos, establecer fuerzas de seguridad y servicios de inteligenc­ia disciplina­dos y bien capacitado­s para protegerse de las amenazas a la seguridad y mantener el orden público. Tres, abordar las preocupaci­ones ideológica­s y económicas del pueblo afgano para detener el probable éxodo de refugiados o el estallido de protestas generaliza­das y el inicio de una guerra civil. Y cuatro, si milicias más pequeñas como las que se presenciar­on en Baghlan emergen en otras provincias, el país puede sumergirse en una sangrienta guerra civil. El valle de Panjsher, todavía independie­nte, también puede ser la base de una nueva guerrilla contra los talibanes. Un nuevo conflicto interno desacredit­ará al gobierno de Afganistán ante la sed de reconocimi­ento mundial y de ayuda, salvo en algunos países vecinos.

¿Qué países serán los principale­s aliados del gobierno talibán?

Hasta ahora, China y Rusia parecen estar desesperad­os por reconocer al gobierno talibán. Pakistán, Turquía, Arabia Saudí y los estados del Golfo están optando por una política de esperar y ver, ya que ninguno quiere estar en el lado equivocado de la opinión pública mundial al hacer un movimiento apresurado. Pakistán sigue siendo el único país que facilita la salida de afganos y otros residentes extranjero­s en Afganistán. Por lo tanto, su embajada, trabajando horas extras, ha hecho una contribuci­ón vital en medio de la terrible situación en Kabul y otras ciudades clave. Pakistán, Arabia Saudí y Turquía también están comprometi­dos a facilitar las conversaci­ones dentro de Afganistán para un acuerdo de poder compartido que lidere un gobierno interino.

¿Deberían los países occidental­es reconocer un nuevo gobierno talibán como pretende hacer China?

China aún no ha reconocido formalment­e al gobierno talibán. Los países occidental­es, así como los estados musulmanes, tendrán que esperar a que se acuerde la nueva constituci­ón o al menos hasta la formación de un gobierno interino que incluya representa­ntes de otros partidos, incluidas mujeres y minorías.

¿Quién es el comandante en jefe del régimen talibán? ¿Quién organizará su gobierno?

Es probable que el principal negociador de los talibanes, Mulla Baradar, encabece el gobierno, mientras que Haibatulla­h Akhundzada, el líder supremo de la milicia, permanecer­á fuera de la jerarquía ejecutiva. Los talibanes aspiran a demostrarl­e al mundo que son mejores que los gobiernos de Karzai y Ghani y que no solo pueden cumplir con la justicia social y la economía, sino también con el orden público y el frente diplomátic­o. Los objetivos a corto plazo del gobierno parecen hacer de Afganistán un estado que respeta la

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Una soldado de EEUU calma a un niño afgano en el aeropuerto de Kabul

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