DEPAY Y EL SOPOR
LA ESTRELLA NEERLANDESA DEL BARÇA DECIDE, CON UN GOLAZO, EL PARTIDO CONTRA UN GETAFE QUE MERECIÓ MÁS EN EL NOU CAMP
PuesPues agosto todavía no ha terminado, pero el Barcelona post-Messi ya está visto. Será lo que pueda hacer Memphis Depay, que es un excepcional futbolista, y muy poquito más. Contra un Getafe aún virgen de puntos, complicado que fuese de otra manera con la calamidad que ha suplido en su banquillo al gran Bordalás, el equipo de Koeman sudó tinta para sumar su segunda victoria en un encuentro desequilibrado por el golazo que Depay marcó a la media hora. Control, pausa, amago y tiro seco junto al poste. Una gota de excelencia en un océano de mediocridad.
Y eso que la cosa comenzó como más gusta a los grandes, es decir, con los planes defensivos de su huésped derruidos con un gol tempranero, el que Sergi Roberto materializó antes de los dos minutos tras una buena combinación de Lenglet, Depay y Jordi Alba que el canterano remató en el área pequeña. Soñaba la concurrencia con una de esas goleadas de antaño o al menos con una victoria plácida, pero... ¡qué va! Tocaba sufrir otra vez y, por más que el colosal Ter Stegen volviese a guardar la meta culé, tocaba volver a encajar.
Todo lo goloso que es Clement Lenglet con el balón en los pies, lo tiene de tierno en defensa. El central francés había iniciado la acción del 1-0 con un exquisito pase vertical que había batido dos líneas azulonas. En el primer acercamiento visitante, blandeó como una princesita de Disney ante la pared entre Enes Ünal y Sandro, que le marcó a su exequipo con un disparo raso. En la pausa de hidratación, Ronald Koeman se desesperaba reprochando a sus defensores y centrocampistas –Emerson, De Jong y algún otro– que hubiesen dejado progresar al rival con tanta facilidad: «Hacemos una falta y cortamos la jugada», se le oyó decir. Vamos, el abecé de la alta competición.
La segunda parte fue menos movida, aunque siempre resultaban más amenazantes los ataques del Getafe en pos del empate que las aproximaciones del Barcelona. Ünal, tras cabalgar por la derecha, hizo llegar el balón a Aleñá, que se entretuvo en el control y permitió que Emerson salvase el empate. El ariete turco también tuvo un par de ocasiones para incurrir en el área con peligro, pero se aturulló en las conducciones. Será el nuevo sello de esta Liga más democrática, vale, pero uno tardará en acostumbrarse a ver al Barça achicado en el Camp Nou para defender un triunfo mínimo frente al colista...
Sin embargo, fue exactamente eso lo que hizo Koeman, tal vez consciente del material que maneja. Para intentar que no se jugase en los minutos finales, recurrió a Nico y a Gavi, a quienes faltó la compañía de Riqui, que permaneció en el banquillo, para componer un terceto circense: «No se pierdan a nuestros graciosos saltimbanquis: Nico, Gavi & Riqui». ¿A que se lo imaginan? Sí sacó el técnico neerlandés, para agotar sus ventanas de cambio, a Mingueza por Griezmann... a quien la televisión enfocó por primera vez cuando enfilaba la banda para irse a la ducha.