Vicky Luengo regresa al barrio
En «Chavalas», la actriz española del momento da vida a una fotógrafa forzada a volver a casa de sus padres
«Cuando se estrenó “Antidisturbios” estaba un poco abrumada. Llevaba unos cinco años trabajando, e imagino que soy mejor actriz y persona que cuando empecé, pero me abrumó muchísimo. No estaba habituada. ¿Cómo lo vivo? Pues levantándome algunos días, no todos porque sería una cursilería y una mentira, dando gracias y sintiéndome muy privilegiada». Quien habla, con toda la sinceridad posible, es Vicky Luengo (Palma, 1990), y lo hace desde la consolidación como, quizá, la actriz del momento en el cine patrio. Esta semana estrena «Chavalas», dirigida por Carol Rodríguez Colás y escrita a cuatro manos con su propia hermana, en lo que parece ser una adaptación libre de la juventud de la realizadora y, de paso, un vehículo para el lucimiento de Luengo en eso que hemos convenido en encerrar en los «relatos generacionales».
El síndrome del impostor
En «Chavalas», Luengo da vida a Marta, una joven fotógrafa que intenta abrirse paso en la jungla de Barcelona sin mucho atino y siempre con mentiras sobre sus orígenes, humildes, y su situación económica, horrible, por delante.
Así, tendrá que volver al barrio, a casa de sus padres y con sus amigas de toda la vida a las que interpretan Carolina Yuste, Elisabet Casanovas y Ángela Cervantes. «Al principio de la película, mi personaje me cae fatal, tiene una profunda inmadurez. Fue difícil encontrar la manera de que el espectador viera que esa niña estaba sufriendo», explicaba la actriz a LA RAZÓN en el pasado Festival de Málaga, donde la película ganó el Premio del público. Y añadió: «Una de las razones por las que cogí la película es porque me conmovía profundamente que hablara sobre la amistad femenina. Me parece importante empezar a construir relatos en los que se ‘‘desjerarquice’’ el amor romántico, que lo tenemos siempre como puesto en la cúspide de todo».
Con «El sustituto», a las órdenes de Óscar Aibar, «Suro» y un capítulo de las nuevas «Historias para no dormir» todavía pendientes de estrenar, Luengo conecta con su nuevo filme a través del síndrome del impostor: «Parecemos una generación que nos han tocado con una varita mágica y que nos tiene que salir bien todo, pero no. Un día te das cuenta de que no eres más especial que nadie, que simplemente tienes que ser tú. La película habla de lidiar con el fracaso».