La finta de Iglesias
Dicen que un político lo sigue siendo a lo largo de toda su vida, incluso después de abandonar las responsabilidades públicas. Esto significa que su modo de pensar, todos los análisis y reflexiones que haga, utilizarán los mismos criterios y métodos que cuando era profesional de la política. El caso de Pablo Iglesias es diferente porque no ha dejado nunca la política activa, solo dio un paso al lado esperando tiempos mejores. Tiene mérito porque la mayoría cuando salen del cargo es para no volver, él ha dejado la puerta abierta.
Ha huido del fuego que se generaba a su alrededor y que le empezaba a chamuscar. Un poco de distancia y apariciones escogidas le sirven para marcar el camino desde una posición superior. Eso es lo que ha hecho con la carta que este fin de semana ha publicado. No es de los que da puntada sin hilo y la publicación es todo un manual de lo que debe hacer Podemos si quiere sobrevivir. glesias sabe perfectamente que los morados son una especie en extinción, pero intenta prolongar alguna legislatura más su existencia. Sabe bien que, en Política, las cosas pueden cambiar en veinticuatro horas y mientras resistes, existes.El análisis que subyace a su planteamiento, revestido de un barniz de buenísimo, no es otro que encontrar el talón de Aquiles del PSOE y un ámbito de debate que motiva a la derecha política a confrontar.
Abandera la unidad de la izquierda y pide a la amalgama de sus huestes, movimientos, mareas o socios de cualquier pelaje, que apoyen a los socialistas en aquellos ámbitos en los que sean claves para que el PP no gobierne con Vox.Este mensaje es amable y leal en las formas con su socio de gobierno. El ataque viene cuando explicita lo que considera que debe defender la izquierda: las vías confederales de reorganización de un Estado plurinacional, además de alertar del riesgo de ilegalización de partidos que representa la derecha. Sin duda, el golpe va dirigido al PSOE.