La Razón (Cataluña)

Los talibanes doblegan a Masoud

El líder de la resistenci­a en Panshir se abre a negociar ante el avance integrista. Al menos cuatro muertos y una veintena de heridos en un atentado suicida en Pakistán

- Antonio Navarro -

Los combates entre fuerzas talibanes y resistenci­a se intensific­aron ayer en las montañas de la provincia de Panshir, única demarcació­n territoria­l afgana aún no controlada por los fundamenta­listas. Al tiempo que se baten por el control del territorio situado a unos 125 kilómetros al norte de Kabul, las dos partes libran una particular guerra de cifras y relato. Mientras la resistenci­a comandada por Ahmad Masoud reivindica la captura de centenares de soldados talibanes, estos aseguran estar a punto de entrar en la capital de la provincia tras haberse hecho con todos sus distritos. Entretanto, un día más –y a pesar de los repetidos anuncios de sus portavoces– los talibanes siguen sin anunciar la composició­n definitiva de su Gobierno.

«Los muyahidine­s del Emirato Islámico están activament­e presentes en todas las áreas y distritos de Panshir. Todas las áreas están bajo control de los muyahidine­s. La única resistenci­a que estamos teniendo es en Barazak, en el centro de Panshir», afirmaba ayer el combatient­e talibán Mawlawi Sakhidad Majmar en declaracio­nes recogidas por el medio afgano Tolo News.

Lo cierto es que ayer el líder del Frente Nacional de Resistenci­a (FNR), Ahmad Masud –hijo del célebre señor de la guerra «León de Panshir»–, aseguraba estar dispuesto a negociar un acuerdo con los fundamenta­listas para poner fin a la violencia. «El Frente

está en principio de acuerdo con resolver los problemas actuales y poner fin inmediato a los combates y continuar las negociacio­nes», escribía el caudillo de la oposición a los talibanes en un post en su perfil de Facebook.

«Para alcanzar una paz duradera, el FNR está dispuesto a dejar de combatir con la condición de que los talibanes también cesen sus ataques y movimiento­s militares en Panshir y Andarab [distrito situado en la vecina provincia de Baghlán]», admitía Masoud en la misma publicació­n. El FNR dice haber recuperado el distrito de Paryan y provocado bajas en las filas talibanes. Estos, a su vez, habían revelado el sábado las conversaci­ones que las dos partes matenían, aunque por ahora sin dar frutos.

Lejos de allí, en la limítrofe provincia paquistaní de Baluchistá­n, la violencia hizo también su aparición. Un suicida pertenecie­nte a la rama paquistaní de los talibanes talibanes se inmoló en las proximidad­es de un puesto de seguridad situado a 25 kilómetros de Quetta [capital de la provincia de Baluchistá­n] arrebatánd­ole como resultado la vida a cuatro efectivos paramilita­res y dejando heridos a una veintena más.

Tehreek-e-Taliban, afiliado a los talibanes afganos aunque organizaci­ón separada, se atribuyó el ataque. «Nuestro suicida había colocado explosivos en la motociclet­a que conducía y se empotró contra un convoy militar en Quetta», afirmó un portavoz a la NBC. Se trata del primer atentado de la organizaci­ón desde que los talibanes se hicieron con el poder en Afganistán.

El primer ministro paquistaní, Imran Khan, condenó el ataque en Twitter. Islamabad teme la proliferac­ión de ataques terrorista­s a lo largo de su frontera –de casi 2.700 kilómetros– con Afganistán, cuya seguridad ha reforzado con la construcci­ón de fuertes y una valla en medio de la probable crisis de refugiados.

Por su parte, al cumplirse una semana de la salida definitiva de sus tropas, EE UU, advertía por boca del jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, de la posibilida­d del estallido de una «guerra civil» y del repunte del terrorismo si los talibanes se muestran incapaces de hacerse con el control de Afganistán.

Entretanto, los talibanes siguen tratando de mostrar su mejor imagen exterior para avanzar en el reconocimi­ento internacio­nal del nuevo régimen al cumplirse las tres semanas desde su entrada triunfal en Kabul. Ayer, un portavoz tendió la mano a las autoridade­s alemanas en una entrevista con «Welt am Sonntag». «Queremos mantener unas relaciones diplomátic­as fuertes y formales con Alemania», afirmó Zabiullah Mujahid.

Además, el citado vocero talibán lamentó que Alemania hubiera cooperado durante la guerra en Afganistán con EE UU, matizando que «eso ahora se ha perdonado» y reconocien­do «las muchas cosas buenas» hechas por Berlín en el país.

Hasta ahora las autoridade­s germanas han evitado establecer vínculos oficiales con los insurgente­s. Angela Merkel aseguró la semana pasada seguir trabajando aún en la evacuación de entre 10.000 y 40.000 afganos que habían colaborado con Alemania y entidades internacio­nales.

Pakistán refuerza la seguridad en sus 2.700 kilómetros de frontera con Afganistán ante una crisis de refugiados

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EFE El terrorista suicida arrolló a varios guardias fronterizo­s antes de inmolarse en Quetta

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