«CASADO ES UN CENIZO QUE SIEMPRE TRABAJA CONTRA ESPAÑA»
DeberíaDebería haber escuchado, señora Lastra, los suspiros de alivio de sus seguidores más entusiastas, entre los que me encuentro, al verla renacer de entre el valle de los caídos sanchistas. Porque quién, si no es usted, iba servirnos de faro y guía a la hora de entender las realidades de la vida política, social, económica, cultural y artística de este país, bendecido por la Providencia con un partido como el PSOE y con unos dirigentes de preclara inteligencia, espíritu de sacrifico, honestidad y honradez intelectual como usted misma. Pertenece al ámbito de las ciencias paranormales, capítulo de estudios demoníacos, que haya gentes como Pablo Casado que pretendan arrojarles del poder. Malos españoles, como bien denuncia usted, que siempre trabajan contra España. Hombres y mujeres obscuros, borrachos de sombra negra –otro día le doy una pincelada sobre el arte del insulto en la poesía– que niegan la luminosa verdad del socialismo español. Gentes que encienden todas la bombillas de casa y ponen la lavadora y el lavaplatos en hora punta para hacerles daño. Gentes que cuentan los muertos de la pandemia, que bajan al detalle, como si esas cosas tuvieran la menor importancia. Ya le digo, con lo que han hecho ustedes, los socialistas, por este país, desde el golpe de Casado y Besteiro a la ley de la Eutanasia, desde la Motorizada de Prieto a la ley de educación de Celaá, uno no se explica por qué existen partidos de la oposición, cuando nos basta y nos sobra con el suyo para ser felices y prósperos. Tiene usted que prodigarse más en los medios de comunicación y en los ámbitos de la cultura. Ese arranque de llamar «cenizo» a Casado no puede quedar en un mero chispazo de brillantez dialéctica. Hay que profundizar en los subtipos –gafe, supergafe, sonatillo y manzanoide– de cenizo para clasificar correctamente al señor Casado, no vaya a ser de esos que traen mala suerte a los demás y, si nos descuidamos, le da mal fario a nuestro bien amado líder y acabamos perdiendo los elecciones. ¿Y qué iba a hacer usted? Porque, que yo sepa, otro oficio no tiene.