EXISTENCIALISMO, TELEQUINESIS Y «FAKE NEWS»
Da la impresión de que, en «Sundown», el mexicano Michel Franco, que el año pasado revolucionó Venecia con «Nuevo orden», quiera hacer una versión aristócrata de «El extranjero», con esos planos de un sol abrasador que queman la indolencia de Neil (Tim Roth), un enigma con bermudas que abandona a su hermana millonaria (Charlotte Gainsborough) y sus sobrinos en un momento de crisis para participar, desde una solemne, indescifrable pasividad, en un escenario de violencia que el azar cargará sobre sus hombros. El existencialismo de Franco resulta un tanto redundante y estéril, sobre todo porque su crítica a las clases privilegiadas, ajenas al horror callejero de Acapulco, no se canaliza a través de un discurso político de peso sino a partir de un personaje que es puro nihilismo: un folio en blanco en el que nadie quiere escribir. La protagonista de «Mona Lisa and the Blood Moon» podría ser tan críptica como el Tim
Roth de «Sundown» si Ana Lily Amirpour no la convirtiera en una vengadora casi superheroica en los primeros minutos de metraje. Recién fugada de un manicomio, esta joven asiática de sonrisa enigmática pone en marcha sus poderes telequinéticos para hacer justicia en los bajos fondos de Nueva Orleans, aprovechando la ocasión para aliarse con una stripper canalla (Kate Hudson) y su hijo. Lo mejor que se puede decir de la adaptación de «Las ilusiones perdidas» de Balzac firmada por el francés Xavier Giannoli es que alimenta las ganas de leer el libro. La fascinante historia del auge y caída de un joven poeta de Angoulème en el febril París de la Restauración es un retrato panorámico de una sociedad que descubre la fuerza política de la prensa para construir una realidad acorde con los intereses económicos de las clases acomodadas. En el filme, hay observaciones sobre la sociedad del momento subrayadas por una voz en off excesiva- que sirven para explicar muchos de los males de la contemporaneidad (las ‘fake news’, por ejemplo).