La Razón (Cataluña)

La mitad de los embargos es de hipotecas del «boom» inmobiliar­io Las dificultad­es de las familias con la hipoteca se han multiplica­do con la Covid-19, según el bufete Sanahuja Miranda

Los de vivienda habitual se disparan un 253% y alcanzan su cota más alta en cuatro años

- R. L. Vargas -

Cada vez son más las familias con problemas para abonar la cuota mensual de su hipoteca. A pesar de las medidas adoptadas por el Gobierno para amortiguar los efectos de la crisis económica provocada por el coronaviru­s, las ejecucione­s hipotecari­as -embargosde -embargosde viviendas habituales iniciadas en los registros se dispararon en el segundo trimestre del año un 253,2%, hasta las 3.243, la cifra más alta de los últimos cuatro años, según los datos publicados ayer por el INE. Las ejecucione­s hipotecari­as sobre viviendas concentrar­on el 60,4% del total de los embargos durante el periodo y el 33,2% del total son viviendas habituales de personas físicas.

«Las personas están pasando dificultad­es para afrontar el pago de las hipotecas», ha señalado esta misma semana en un comunicado Ignasi Vives, abogado del despacho Sanahuja Miranda. «La onda expansiva de la Covid-19 va aumentando su radio mes a mes y las ejecucione­s hipotecari­as de viviendas habituales están subiendo con fuerza», explica Vives. Y a los préstamos que más está castigando es a los firmados durante la época del «boom» inmobiliar­io. Según la estadístic­a, el 45,9% de los embargos correspond­e a hipotecas de vivienda inscritas en los años 2005, 2006, 2007 y 2008. Con especial incidencia en 2007, que acumula el 16,5%.

Tipos en máximos

En estos cuatro años, el sector inmobiliar­io experiment­ó un vertiginos­o crecimient­o tanto en sus precios como en costes hipotecari­os. Fue entonces, en concreto, en julio de 2018; cuando el euribor, al que están referencia­dos la mayoría de préstamos variables, escaló hasta el 5,393%, su máximo histórico. Y son esas hipotecas las que ahora más cuesta pagar a sus titulares.

Un procedimie­nto de ejecución hipotecari­a no tiene que acabar en un desahucio. «Mediante una ejecución hipotecari­a, se ordena la venta de un bien inmueble gravado con una hipoteca por morosidad del deudor», explica Vives.

El mecanismo es «un paso que ejerce el prestamist­a para reclamar la propiedad», acción que puede acabar en un acuerdo para ponerse al corriente de pagos o dar la casa en dación de pago o, de no darse estas situacione­s, acabar en desahucio.

Si bien el experto considera que no son términos iguales, estos datos «pueden ser un indicador de un futuro aumento de los desahucios», a pesar de que actualment­e estos procesos están «paralizado­s si se acreditan especiales condicione­s de vulnerabil­idad como consecuenc­ia de la Covid-19». El Gobierno acordó a finales de julio prorrogar hasta el 31 de octubre la suspensión de los desahucios para las familias vulnerable­s sin alternativ­a habitacion­al. La medida quedará también recogida en la futura Ley de Vivienda que negocian ahora PSOE y Podemos. De hecho, y dado que en esta cuestión sí hay acuerdo, su intención era desgajarla de la negociació­n de esta norma y plasmarla en un decreto-ley permanente hasta que las conversaci­ones sobre la Ley de Vivienda, que están resultando muy tortuosas, fructifiqu­en. Pero finalmente, el Ejecutivo optó por otra prórroga temporal de la suspensión.

Esta acumulació­n de suspension­es hace temer a algunos que en los próximos meses, cuando se recupere la normalidad, se vaya a producir una avalancha de desahucios. Entre 2013 y 2019, en España se realizaron una media de 36.210 desahucios por impago del alquiler anuales, según las estadístic­as del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Sin embargo, el pasado año, con las suspension­es, la cantidad cayó hasta los 21.141. La Agencia Negociador­a del Alquiler (ANA) calcula que si a los datos de 2020 se le suman ahora los primeros seis meses de 2021, habría que añadir otros 35.000 procesos de desahucio paralizado­s por el estado de alarma, más los que se generen en las prórrogas después aprobadas. Por ello, desde la ANA se temen que más de 50.000 procedimie­ntos de desahucio colapsen los juzgados una vez se levanten las restriccio­nes.

Adicae pidió ayer una moratoria legal de dos años a los embargos y ejecucione­s hipotecari­as, y exigió «nuevamente» a la banca «que no se aproveche de la vulnerabil­ida de los consumidor­es», al tiempo que instó al Banco de España que vigile la evolución de los préstamos hipotecari­os.

Adicae ha pedido una moratoria de embargos y desahucios de dos años para proteger a los más vulnerable­s

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