La Razón (Cataluña)

El principal acusado de los atentados de Bataclán: «Soy un soldado del ISIS»

Salah Abdeslam, el único yihadista supervivie­nte de los atentados del 13-N en París, desafía al juez durante el inicio del «juicio del siglo» en Francia. «Nos tratan como a perros, pero cuando muera, resucitaré», declara

- Andreina Flores- París

«Soy un soldado del Estado Islámico», con estas palabras inició lo que ya se considera «el juicio del siglo» en Francia: el mega-proceso que juzga los atentados de París perpetrado­s el 13 de noviembre de 2015 y que causaron la muerte de 130 personas en una sola noche. Es el discurso de Salah Abdeslam, el acusado más importante del juicio, el único supervivie­nte del comando que ejecutó los atentados. En una primera intervenci­ón, vestido de negro y con el cabello engominado, se niega a dar sus apellidos y a declarar a qué se dedica. «Los nombres de mi madre y de mi padre no tienen nada que ver aquí. Yo abandoné mi profesión para convertirm­e en combatient­e del Estado Islámico. No hay otra divinidad que Alá y Mahoma es su mensajero», fueron las sorprenden­tes declaracio­nes de Abdeslam justo al iniciarse el proceso en el Palacio de Justicia ayer. Sorprenden­tes porque, desde su detención en Bélgica en 2016, Abdeslam se ha refugiado en el derecho legal de no declarar. Dos de sus antiguos abogados abandonaro­n su defensa justamente por esa razón. Si Abdeslam no habla, no se conocerán los detalles de los atentados y el proceso tendrá un enorme vacío de informació­n, pero el acusado tampoco podrá negociar una reducción de pena. Quid pro quo.

Esto parece haber cambiado tras la presión de su tercera y actual abogada, Olivia Ronen, joven desconocid­a de 31 años que, al parecer, le habría dado un ultimátum: «La única manera de aceptar tu defensa es que abras la boca». Y Abdeslam, al menos para confesar su fe radical, así lo ha hecho. Y vaya que ha hablado. Más que hablado, Abdeslam gritó a todo pulmón que «lo tratan como a un perro». Con el dedo medio levantado hacia el presidente de la Corte, vociferó: «Aquí todo es bonito, hay aire acondicion­ado, pantallas gigantes, pero allá arriba, nos tratan como perros. Nunca me he quejado porque sé que

Una asociación de víctimas ha citado al ex presidente Hollande como testigo: «Conoce todos los detalles de las operacione­s»

resucitaré y seréis vosotros quienes rendiréis cuentas».

Abdeslam ya fue condenado en Bélgica a 20 años de prisión por haber atacado a un grupo de policías el 18 marzo de 2016, cuatro días antes de los atentados registrado­s en el aeropuerto y el metro de Bruselas, que dejaron 32 fallecidos. Además, era amigo de la infancia de Abdelhamid Abaaoud, quien fuera coordinado­r de varios ataques armados en Europa y líder operativo de los comandos del 13 de noviembre. El hermano de Salah Abdeslam, Brahim, también participó en los atentados, activando su cinturón de explosivos en el bar «Comptoir Voltaire» en pleno centro de París. Pero Abdeslam, la «vedette» de los acusados, es sólo la punta del iceberg.

El juicio del siglo conlleva una enorme masa de actores que llenará el Palacio de Justicia durante nueve meses: 1.800 demandante­s, 330 abogados y centenas de medios de todo el mundo. Los acusados también son numerosos: 14 presencial­es y seis juzgados en ausencia. Veinte en total.

Durante las investigac­iones que se desarrolla­ron en conjunto entre Francia y Bélgica, un hombre aparece en un vídeo de seguridad del aeropuerto de Zaventem acompañand­o a dos de los yihadistas que se inmolaron en marzo de 2016 en Bruselas. Lleva un sombrero azul que le valdrá de ahí en adelante el apodo del «hombre del sombrero». Se trata de Mohamed Abrini, belga de origen marroquí de 36 años, quien es juzgado por haber acompañado a los comandos del 13-N y haber participad­o en su financiaci­ón y suministro de armas. Es amigo de los Abdeslam. Además de Abrini y Abdeslam, otros 12 acusados están presentes en el Palacio de Justicia. La mayoría posee la nacionalid­ad belga, lo que les permitió –hasta su detención– circular libremente por la UE. Yassine Atar, de 35 años, es sospechoso de haber dado acceso acceso a Abdeslam al piso que le sirvió de escondite en Bruselas después de los atentados. Es el hermano menor de Osama Atar, a quien los investigad­ores consideran uno de los cerebros de la planificac­ión de los ataques en París y Bruselas, desde Siria. Atar también es juzgado en ausencia, pues se cree que falleció en un ataque de la coalición internacio­nal en 2019.

Las declaracio­nes de los acusados no se escucharán pronto. Los primeros dos meses de juicio están reservados para los alegatos de los abogados y los testimonio­s de las víctimas y familiares. Se calcula que los interrogat­orios de los presuntos responsabl­es comenzarán en noviembre. Para escuchar el testimonio clave, el de Abdeslam, habrá que esperar hasta enero de 2022. François Hollande era el presidente de Francia en 2015. Fue él quien recibió el duro golpe de los atentados terrorista­s más sangriento­s de la historia de su país. Sólo él pudo tener una visión global de lo que sucedió esa noche, o al menos eso es lo que argumenta la asociación de víctimas «Life For Paris» que ha citado al ex mandatario como su único testigo en el juicio. «Hollande conoce todos los detalles de las operacione­s policiales y militares, estrategia­s de inteligenc­ia, las consecuenc­ias políticas y sociales y el acompañami­ento a las víctimas. Es él quien debe aclarar el papel del Estado en este caso», apuntó Arthur Dénouveaux, presidente de la asociación.

 ??  ?? El mega-proceso judicial, en pleno centro de París, supone un dolor de cabeza para la Fuerzas de Seguridad y los servicios de inteligenc­ia franceses. En la imagen, decenas de policías llegan a la corte, ayer
El mega-proceso judicial, en pleno centro de París, supone un dolor de cabeza para la Fuerzas de Seguridad y los servicios de inteligenc­ia franceses. En la imagen, decenas de policías llegan a la corte, ayer
 ?? EFE ??
EFE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain