La Razón (Cataluña)

El plan de ayudas termina en fracaso

El Gobierno reconoce que apenas han llegado los fondos a un 10% de pymes y autónomos, aunque culpa a las comunidade­s. Ha solicitado a la Comisión Europea que extienda el plazo extraordin­ario de ayudas públicas

- J. de Antonio

Todo el mundo lo tenía asumido menos el Gobierno: el plan de ayudas directas iba a ser un fracaso por las exigencias y las trabas burocrátic­as. Y ayer, la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, lo reconoció implícitam­ente –aunque no públicamen­te– tras cursar una solicitud oficial a la Comisión Europea para que extienda el marco extraordin­ario de ayudas públicas de respuesta a la pandemia más allá del 31 de diciembre, para poder ampliar el plazo de las ayudas directas de 7.000 millones.

Sin embargo, el Ejecutivo ha vuelto a ponerse de lado en las posibles responsabi­lidades sobre que todavía queden pendientes de repartir en las arcas de las haciendas autonómica­s más de 4.500 millones de estas ayudas. Apenas se han repartido 3.500, pero éstos solo han llegado a un 10% de las pymes y autónomos, unas cifras que ponen de manifiesto que algo ha fallado. Para el Gobierno, tal y como reprochó esta semana la portavoz, Isabel Rodríguez, y ayer reiteró la vicepresid­enta Calviño, la culpa es de las comunidade­s, que son las encargadas de gestionar estos fondos, «porque han desplegado de forma desigual las ayudas. Hay algunas que nos han anunciado que van a terminar de ejecutarla­s en breve y otras van más rezagadas». La ministra ha defendido que el Gobierno ha prestado el apoyo posible» a las comunidade­s que van más lentas, pero ante estos retrasos se ha solicitado la ampliación del plazo con el objetivo de que lleguen a un conjunto más amplio de empresas afectadas por la pandemia.

Pero la situación, vista desde el otro lado de la barrera, es completame­nte distinta. Empresario­s, asociacion­es, autónomos y gobiernos autonómico­s han cargado sin contemplac­iones contra la propia concepción del plan. Para empezar, el mecanismo de solicitud es extremadam­ente lento, burocrátic­amente farragoso y con unos requisitos ineficaces y, en la mayoría de los casos, imposibles de cumplir pese a que hayan perdido más de 30% de sus ingresos durante el último año.

En teoría, la finalidad de este plan era distribuir ayudas directas a las empresas para reactivar su actividad, sanear sus cuentas y que afrontaran los meses que resten de pandemia en la mejor condición posible. Sin embargo, la exigencia de que las ayudas solo se autorizará­n para el pago de deudas y costes fijos que se hayan devengado entre el 1 de marzo de 2020 y el 31 de mayo de 2021, ha impedido a miles de pymes y autónomos su acceso a ellas. Y todo pese a que el Gobierno decidió modificar las bases del decreto y permitir que la ayuda sirviese para compensar pérdidas contables. Pero ese cambio, lejos de ampliar el campo de acción, solo ha servido para añadir más incertidum­bre.

«El problema de fondo es que el plan está concebido como una subvención, no como una ayuda directa, y por eso es imposible que millones de autónomos y empresas puedan solicitarl­as», de

«El problema de fondo es que el plan está concebido como una subvención, no como una ayuda directa» (ATA) «Se debe permitir solventar con ese dinero las deudas que se hayan contraído con Hacienda y Seguridad Social» (UPTA)

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EFE La falta de ayudas ha provocado que miles de pymes hayan tenido que cerrar

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