Sánchez estará en la Mesa de Diálogo con Aragonès mañana
Como adelantó LA RAZÓN, ha apurado los plazos para evitar el desgaste de la oposición y se votará un acuerdo con el Govern
Pedro Sánchez ha anunciado que irá a la reunión de la mesa de diálogo con la Generalitat y que tendrá lugar. «Voy a hacer una apuesta firme por el diálogo y el reencuentro», afirmó en una entrevista en «TVE». Tal y como avanzó este diario, el presidente del Gobierno ha apurado al máximo los plazos para tratar de evitar el desgaste de la oposición y, finalmente, se verá con el presidente del Govern, Pere Aragonès. La agenda del día está prevista para que tengan primero una cita entre ambos por separado en Barcelona y, después, se reunirán ambas delegaciones.
En principio, el encuentro entre Gobierno y Generalitat será este miércoles (contra todo pronóstico, porque el propio Aragonès
había dicho que sería entre jueves y viernes) y servirá para poner las bases de una negociación para abordar la crisis política. Eso sí, Sánchez ha avisado que no hay recorrido si el independentismo quiere tratar el referén
dum y la amnistía. «Si vamos a un programa de máximos, la conversación va a durar poco. Nosotros vamos con actitud y voluntad de llegar a acuerdo», afirmó Sánchez, que reivindicó su balance con Cataluña, que considera que ha apaciguado porque cuando llegó estaba «en llamas».
El presidente del Gobierno ha reclamado empezar la negociación por cuestiones en que se puedan entender. En este sentido, citó el documento con 46 puntos que continuamente han planteado los distintos presidentes de la Generalitat (con aspectos económicos y sociales, de infraestructuras o incumplimientos), pero suprimiendo uno de ellos: el del referéndum. Según dijo, «no es lo que necesita Cataluña». «Lo que sea España lo decidimos todos juntos», añadió. No obstante, también recordó que el objetivo con la Generalitat es alcanzar un acuerdo y después será votado, aunque dentro del marco constitucional.
Lo cierto es que la presencia de Sánchez da oxígeno a Aragonès, que había codiciado su participación para darle vuelo a una mesa de diálogo que ha recibido muchísimos ataques por parte del resto del independentismo. Por ejemplo, de sus socios (JxCat), que han mostrado constantemente su rechazo y, de hecho, habían avisado ya de que si Sánchez no acudía a la mesa de diálogo, Aragonès tampoco tendría que estar por «dignidad institucional». De momento, los posconvergentes no han elegido a sus tres miembros porque lo habían supeditado a la participación del presidente del Gobierno.
Sánchez desterró toda opción de adelantar elecciones y reivindicó que la política española está recuperando cierta «racionalización» al presentarse los presupuestos en «tiempo y forma». En este sentido, su intención pasa por que estén listos para su tramitación a finales de septiembre o principios de octubre, donde necesitará el concurso de Esquerra para sacarlos adelante. El presidente evitó hablar de encuestas (todas pronostican una victoria del PP) y dijo que está solo centrado en el día a día.
Si bien, para revertir esta dinámica en los sondeos, también quiso hacer un anuncio de alto calado: declaró la guerra a las compañías eléctricas. Sánchez dijo que están obteniendo «beneficios extraordinarios» y el Gobierno va a «detraer esos beneficios» para redirigirlos a los consumidores. ¿Qué tiene previsto hacer? «Topar el precio del gas», que es uno de los factores que más está influyendo en el alto precio de la luz, que este lunes marcó un nuevo récord y rebasó los 150 euros por MWh.
Sánchez insistió en que mantiene su «compromiso firme» de que todos los ciudadanos paguen la misma factura que en 2018 y también va a reducir la fiscalidad: además de la bajada del IVA del 21% al 10% hasta finales de año, también va a reducir del 5,1% al mínimo (0,5%) el impuesto especial a la electricidad y también prorrogará la desaparición del impuesto de venta de la producción eléctrica. Esta rebaja fiscal costará a las arcas del Estado 1.400 millones de euros (por recaudación).
En la misma línea que la luz, también mostró contundencia frente a los empresarios. Aseguró que el Gobierno subirá el Salario Mínimo Interprofesional a pesar de que no haya acuerdo con la patronal CEOE. Tampoco ha querido precisar cuánto (se prevé entre 12 y 19 euros), pero sí ha mantenido su objetivo de acabar la legislatura con un SMI que sea el 60% del salario medio.