EL OTRO TELÓN DE ACERO
RusiaRusia y Bielorrusia han dispuesto unas gigantescas maniobras militares conjuntas bajo el nombre de «Zapad 21», «Oeste 21», en la región rusa de Pskov, próxima a Letonia y Lituania. Con Putin de por medio, nada es casual, y menos cuando se elige la zozobrante frontera occidental y se moviliza un desorbitado despliegue de tropas y material con 200.000 soldados y cientos de blindados, vehículos de transporte de tropas, cazabombarderos o helicópteros. De paso, y para que no existan dudas al respecto, el dictador bielorruso ha anunciado que comprará a Moscú armamento por valor de más de mil millones de dólares. Nada sale gratis, incluso entre camaradas. Alexandr Lukashenko debe pagar la protección del padrecito de todas las rusias a su régimen convertido ya en un satélite que persigue blindarse frente a las movilizaciones de un pueblo que quiere libertad y las sanciones europeas. Obviamente, Obviamente, «Zapad 21» es un mensaje a Occidente sobre el alcance de sus planes en la región, como lo fue la última gran movilización militar rusa que se produjo el pasado abril cerca de los límites con Ucrania. Que los gobiernos de Europa oriental miren con inquietud los juegos de guerra del inquilino del Kremlin es casi una reacción defensiva puramente refleja. Saben cómo se las gasta Putin y también la pusilanimidad de la otra parte. Crimea es el principio y el final de una política y también el termómetro de la voluntad de unos y otros. Es lógico que esa parte de Europa tiemble cuando los blindados rusos marchan. Se llama memoria histórica y el pánico a ese otro telón de acero.