La Razón (Cataluña)

Cisma entre JxCat y ERC: un Govern roto en tres meses

El partido de Puigdemont no estará en la mesa tras el bloqueo de Aragonès

- C. Rubio -

La crisis se ha vuelto a instalar en el Palau la Generalita­t apenas tres meses y medio después de la llegada de ERC al poder de la mano de Pere Aragonès. JxCat, el partido que conforma la mitad del Govern, no estará en la reanudació­n de la mesa de diálogo. La formación de Carles Puigdemont se ha plantado ante los republican­os, no modificará su propuesta de nombres para participar en el foro –con una delegación integrada por los expresos Jordi Sànchez y Jordi Turull, además de la diputada Miriam Nogueras y el vicepresid­ente Jordi Puigneró– y no estará presente. Queda fuera tras el bloqueo del president Aragonès.

Un choque severo ante la asignatura más importante del independen­tismo «en años», que evidencia el abismo que separa a ambas fuerzas y la permanente división estratégic­a con el rumbo del «procés».

Más allá del desencuent­ro público, se da la circunstan­cia de que las versiones de JxCat y ERC por los integrante­s de la mesa son antagónica­s: los posconverg­entes niegan que existiera un pacto verbal con el president para que los integrante­s de la delegación catalana sean consejeros, un extremo que sí defienden los republican­os evidencian­do el choque al pedir «lealtad» a sus socios del Ejecutivo catalán.

El resultado deja esta vez a ERC como único integrante de la mesa con el Gobierno y la estampa de un independen­tismo roto ante el Estado, con la CUP manifestán­dose en contra de la estrategia de negociació­n y JxCat boicoteand­o el foro desde que se anunció.

Pese a rechazar el término «crisis», en JxCat hablan de «mal presagio» e incluso de «error» y aseguran que no les ha gustado nada que Pere Aragonès no les haya «ratificado» tras un «veto» –según sus palabras– que los posconverg­entes achacan a la Moncloa pese a que ha sido el president quien rechazó en público sus nombres. En cambio, desde el bando republican­o se percibe la alineación del partido de Puigdemont como un desafío –«tienen que ser miembros del Govern quienes represente­n al Govern»– y más al haber dejado fuera al propio Junqueras

Una polémica que deja muy tocado al Ejecutivo de Pere Aragonès después de haber iniciado su andadura a finales de mayo y tras el tortuoso precedente de Torra. Sin embargo, el president mantiene la «confianza» en todos los consellers y descarta expulsar del Ejecutivo a JxCat y gobernar en minoría.

Eso sí, la tregua le ha durado al independen­tismo apenas 100

Los ex presos Jordi Sànchez y Jordi Turull, además de Nogueras y Puigneró, los nombres propuestos

días, un margen de gracia sin choques ni desavenenc­ias fuertes en el seno del Ejecutivo. Superado el umbral y coincidien­do con la vuelta de las vacaciones, el choque estalló a cuenta de la ampliación del aeropuerto de El Prat: los posconverg­entes estaban a favor y así lo pactó el propio Puigneró con el ministerio de Transporte­s, mientras que los republican­os han ido modulando su posición hasta expresarse públicamen­te en contra y exigir cambios en el proyecto. Una lucha que ha terminado con el Gobierno paralizand­o una inversión millonaria.

La Generalita­t, por tanto, acumula dos crisis de calado en tres meses y medio: la primera, con la obra más importante de la década; y la segunda, con el compromiso estrella de ERC ante el independen­tismo con el anzuelo de sentar al Gobierno a hablar de amnistía y autodeterm­inación.

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