La Razón (Cataluña)

El «premier» de Haití destituye al fiscal que le acusa de magnicidio

- Javier Villaverde-

«Hay suficiente­s elementos compromete­dores para procesar a Henry y pedir su acusación directa». El fiscal haitiano encargado del asesinato del presidente Jovenel Moïse, Bel-Ford Claude, fue ayer apartado del caso por esta acusación sobre el nuevo primer ministro haitiano, Ariel Henry. Henry anunció ayer su destitució­n horas después de que Claude solicitase al juez, Garry Orélien, investigar al jefe del Gobierno en calidad de imputado por el magnicidio de Moïse, perpetrado por un comando de sicarios colombiano­s y haitiano-estadounid­enses la madrugada del 7 de julio. En una carta dirigida al magistrado, Claude sostiene que el primer ministro habló por teléfono dos veces con uno de los sospechoso­s de haber ordenado el asesinato, Joseph Félix Badio, pocas horas después del asalto a la residencia presidenci­al que terminó con la vida del presidente e hirió de bala a la primera dama Martine Moïse. El fiscal asegura que los datos de geolocaliz­ación de las llamadas sitúan a Badio en la casa del presidente Moïse en las primeras horas del 7 de julio, momento en el que se comunicó con Henry. El fiscal destituido había solicitado prohibir al primer ministro salir de Haití en una misiva dirigida al director del Departamen­to

de Inmigració­n y Emigración haitiano, Joseph Cianculli, recogida por el diario Gazette Haití: «El señor Ariel Henry tiene prohibido abandonar por vía aérea, marítima y terrestre el territorio nacional por las graves acusacione­s de asesinato del presidente Jovenel Moïse». Henry ha tratado de justificar el cese por una supuesta «falta administra­tiva grave». Claude fue reemplazad­o por Frantz Louis Juste, un fiscal fiscal que supervisó el caso de la muerte de una docena de niños en el incendio de un orfanato el año pasado cerca de Puerto Príncipe. Juste presentó juramento horas después de la destitució­n de Claude. El jefe del Gobierno haitiano deberá presentars­e a declarar el próximo martes para aclarar su supuesta implicació­n en el magnicidio, sus vínculos con Badio y el motivo de las llamadas. En Haití, el «premier» no puede ser interrogad­o a menos que el presidente lo autorice. Sin embargo, Haití no tiene presidente.

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