Las zonas oscuras del alma
Siempre ha afirmado Mircea Cartarescu (Bucarest, 1956) que él es ante todo un poeta y lo hemos comprobado con frecuencia cuando al leer su obra en prosa nos ha sorprendido su capacidad para llevar el lenguaje más allá de sus límites y esa forma suya tan especial de mirar el mundo. Sin embargo, decidió dejar la poesía a los treinta años y afirmó que no volvería a escribir ni un solo verso en su vida. Afortunadamente, ahora tenemos la ocasión de acercarnos a una selección de sus poemas elegidos personalmente por el autor. Una visita al pasado que recupera una voz añeja y actual a partes iguales donde encontramos la esencia lírica que veíamos entre líneas en su narrativa. Si algo se disfruta y se aprecia en la lectura de esta «Poesía esencial» es su recorrido a través de años de destilación literaria. Esa esencia, a la que remite el título, es la propia existencia del autor en sus textos. Nos encontramos con un escritor que trata de comprenderse y explicarse a sí mismo a través de poemas en los que las sucesiones de imágenes en movimiento acaban por hilar la narración de momentos que son unas veces rituales de la vida y otras el acceso a zonas más oscuras de esa misma vida. Una de las señas de identidad de los poemas de Cartarescu es precisamente ese enfoque quasi cinematográfico según va avanzando el tiempo, con numerosos guiños, en lo formal, a los beats; no en vano formó parte de la llamada «Generación de los Blue Jeans», escritores rebeldes que buscaban nuevas formas para plasmar la realidad en un país,
Lo mejor
La edición bilingüe, muy valiosa para conocer a uno de los autores más representativos de Europa
Lo peor ▼
No hay nada negativo, solo alabar la traducción y edición de Marian Ochoa de Eribe y Eta Hrubaru
Rumanía, que aún no se había abierto a Occidente, por eso no es raro encontrarse con que el autor rasgue el ritmo de los escritos con afiladas licencias de forma y con temáticas que se balancean desde la imagen irónica de lo social al cuestionamiento de la normalidad, en continuo roce con lo surrealista. «¿Qué queda de nosotros, mi dulce interruptor, / mujer de tornillos y ebonita? / me pregunto si ahora eres feliz…». Los lectores lo serán leyendo los poemas de este libro hermoso e imprescindible.