Maduro busca paralizar la negociación
La propuesta por parte del chavismo para incorporar al testaferro de Nicolás Maduro y casi extraditado a EE UU, Alex Saab, resulta una táctica astuta y perversa a la vez. La preocupación del régimen venezolano es de tal magnitud que ahora plantean que el empresario colombiano, involucrado en esquemas delictivos, no solamente sea reconocido por Jorge Rodríguez –número tres del chavismo– como «diplomático venezolano», sino que plantean que sea incorporado en el equipo negociador dentro del proceso que se lleva a cabo en México con la oposición de Juan Guaidó. ¿Qué hay detrás de este movimiento? Posiblemente, detener el proceso de negociación y «levantarse de la mesa». Una vez sea extraditado Saab a EE UU, este no será puesto en libertad, al contrario, es posible que la cárcel lo acoja por décadas. Por tanto, mientras no sea extraditado, y el empresario colombiano siga en manos de la justicia de Cabo Verde; el chavismo, aprovecha el limbo en el que se encuentra el testaferro, planteando una medida de presión que permita conseguir su liberación, o bien, encontrar la excusa perfecta para acabar con el proceso de negociación, so pretexto, de que EE UU, al oponerse, «no desean ni el diálogo ni la paz».
El interés de Maduro es, sobre todo, económico. No le ha quedado otra opción que sentarse en la mesa con una oposición que supuestamente no reconoce. Ha tenido que aceptar que «la oposición» ficticia, acomodada a sus intereses, por tanto falsa, se quede por fuera en el proceso. Maduro simplemente busca que se alivien las sanciones, no porque le interese solucionar los problemas de los venezolanos, sino porque necesita mantener el esquema de corrupción que lo sostiene. Sin dinero a la mano, le resulta muy cuesta arriba conseguir la lealtad de militares y grupos políticos que manejan el estado venezolano y que están vinculados con el narcotráfico, la extracción de oro ilegal, el contrabando y el lavado de dinero. Por tanto, en la medida en que tenga «flujo de caja», en esa medida la negociación será un estorbo donde no tendrá nada que ganar, por tanto, le saldrá mejor levantarse y volver a la confrontación.
Si alguien pensaba que el chavismo buscaba salvar vidas de venezolanos gracias a los acuerdos que se puedan alcanzar en México, queda claro que el propósito no es ese sino precisamente salvarse ellos mismos. Saab en prisión y en un eventual juicio en EE UU representa un peligro para la estabilidad política del régimen chavista. La información que maneja es basta y su testimonio dejaría a Maduro y a todo el alto mando militar y político en una posición comprometida que podría, en última instancia, separarlos del poder y hacerlos enfrentar la justicia, tanto de EE UU como de Venezuela, una vez, claro está, conquiste la democracia y la libertad.