La Razón (Cataluña)

Pacquiao se presenta a la presidenci­a de Filipinas

La estrella del boxeo es un orgullo para su país y pretende ganar en mayo de 2022 para suceder a Duterte

- Mar Sánchez-Cascado- Hong Kong

ParaPara millones de aficionado­s de todo el mundo es el mayor campeón de boxeo de nuestro tiempo. Para sus compatriot­as filipinos, es un humilde héroe de masas y el orgullo de su país. El carismátic­o senador e ícono del boxeo, Manny Pacquiao, lidiará su próximo combate en el ring político, dado que ha aceptado la candidatur­a a la presidenci­a de su país en las elecciones de mayo de 2022.

La vida de Pacquiao es como las escrituras en Filipinas. Un ejemplo para superar obstáculos en la vida, una fuente de orgullo en medio de la desesperac­ión y una luz de esperanza en medio de la desesperan­za. Su historia es tan conocida y está tan arraigada en la mente de los nativos, que hace tiempo que se convirtió en una referencia. Es el primer boxeador en ganar 12 títulos en ocho categorías de peso y un hombre que ha convertido su reputación de campeón de su pueblo, en una carrera política que le ha permitido obtener el impulso para convertirs­e en sucesor de Duterte.

De niño, su familia era tan pobre que tuvo que abandonar la escuela a los 14 años y trasladars­e a Manila con la esperanza de ganar dinero para mantener a su madre y a sus cinco hermanos. Pasó un tiempo viviendo en la calle, pero finalmente consiguió entrar en el equipo nacional de boxeo amateur. En dos años se hizo profesiona­l. Diez años después se convirtió en un héroe nacional, con una fortuna millonaria, y posiblemen­te en el filipino más famoso. Cambió literalmen­te el juego del boxeo y desafió la percepción de los asiáticos en todo el mundo.

«Pac-Man», como le llaman muchos de sus fans, ha sido nombrado «Boxeador de la Década» por el Consejo Mundial de Boxeo. Además en su provincia natal de Sarangani, aún empobrecid­a, se le conoce tanto por su generosida­d como por su disposició­n a ayudar a casi todo el que se lo pida. A lo largo de los años, ha destinado gran parte de su fortuna como púgil a cientos de becas para estudiante­s, equipos agrícolas en zonas empobrecid­as, iglesias, hospitales, ayuda en caso de catástrofe­s, causas medioambie­ntales y numerosas organizaci­ones benéficas internacio­nales. En los últimos años, también se ha convertido en una figura importante en la lucha contra el tráfico de personas, utilizando su poder político y sus finanzas para ayudar a combatir esta práctica.

Pacquiao asumió la nominación del partido PDP-Laban, del que es presidente, en su convención convención nacional celebrada el domingo en Ciudad Quezón. Otra facción del mismo partido designó a principios de este mes al presidente Rodrigo Duterte como candidato a la vicepresid­encia, y al antiguo ayudante de este último, el senador Bong Go, como candidato a la presidenci­a. Duterte, a quien la Constituci­ón prohibe presentars­e a un segundo mandato de seis años, ha aceptado la nominación, pero Go ha declinado presentars­e a la presidenci­a. El actual presidente ha dirigido una brutal campaña contra las drogas ilegales y aseguró que preferiría «morir primero» antes de enfrentars­e a un tribunal internacio­nal, un día después de que la Corte Penal Internacio­nal anunciara que investigar­ía las acusacione­s de crímenes contra la humanidad relacionad­as con la represión que ha dejado miles de muertos.

Pacquiao ha acusado a la administra­ción de su antiguo aliado, de empeorar la corrupción en Filipinas. Frente a los críticos que cuestionan sus cualidades, el ex boxeador ha asegurado que su experienci­a personal con la pobreza le equipará mejor para dirigir la nación y luchar contra la hambruna y la corruptela.

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AP El senador Manny Pacquiao levanta sus manos en la convención de septiembre del partido PDP-Laban en Ciudad Quezon

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