La Razón (Cataluña)

«Quería huir del retrato maniqueo del empresario malo porque sí»

FERNANDO LEÓN DE ARANOA Director de cine En «El buen patrón», que se presenta hoy en San Sebastián, el cineasta hace comedia con los caciques de nuestros días

- Matías G. Rebolledo -

EstamosEst­amos en 2002. León de Aranoa (Madrid, 1968) viene de asombrar al mundo con «Barrio» y presenta en San Sebastián su nuevo proyecto, sobre el mercado laboral contemporá­neo, con Javier Bardem como protagonis­ta. «Los lunes al sol» no solo se haría con la Concha de Oro a la Mejor Película, sino que le arrebató después el Goya a Almodóvar y su «Hable con ella». En la enésima demostraci­ón de que el tiempo es cíclico, el director vuelve con «El buen patrón», que tiene hoy su presentaci­ón oficial en el Festival de San Sebastián, y en la que se reúne de nuevo con Bardem para tratar de darle forma a un jefe déspota y cacique de nuestro tiempo al que no le importa ninguna barrera ética con tal de asegurar «el bien de la empresa». Entre básculas, mentiras y tratos de dudoso honor, el director firma un filme sorprenden­temente cómico sobre la España de nuestro tiempo, en todos sus estratos, y sobre los canallas que de algún modo le dan forma.

–¿De dónde viene «El buen patrón»? ¿Cómo nace?

–El punto de partida está ligado a su personaje central, al que le empecé a dar forma en 2017. Parte de situacione­s que yo he leído o presenciad­o, pero también de mucho de lo que me han contado. La forma en la que él, cuando las cosas se complican, intenta resolver los problemas más personales de sus empleados. Es la historia de alguien que, pensando primero en su empresa, entra de más en las vidas de sus empleados para intentar devolverlo­s al redil.

–¿Y cómo se vuelve comedia? –El punto de partida, que es real, daba lugar a situacione­s cómicas, pero también me permitía hablar de las relaciones laborales, de la manera en la que el trabajo interfiere en nuestra vida personal. De ahí también la idea de que la fábrica sea de básculas, poniendo en la balanza el humor y la posibilida­d de hablar desde un estrato social que nos afecta a todos.

–Si la película es el patrón, la película también es Javier Bardem...

–Pensé en él relativame­nte pronto porque llevamos mucho trabajando juntos. Y también porque somos amigos, claro. Diría que hasta me resulta difícil pensar en protagonis­tas y no hacerlo en él. Hace dos años, precisamen­te en el Festival de San Sebastián, se lo propuse. Así fuimos dando forma a la manera en la que habla, en la que se mueve, porque me parecía importante no caer en el estereotip­o. Quería que fuera un personaje con el que se pudiera empatizar, que de algún modo pudiéramos entender sus razones y que fuéramos capaces de reírnos con él. No quería dibujar a un empresario arquetípic­o y deseaba huir del retrato del empresario malvado o maniqueo porque sí. No pretendía caer en lugares comunes.

–¿Por eso su patrón es más canalla canalla que explotador? ¿Buscaba la empatía? –Absolutame­nte. Por supuesto que los empresario­s malvados existen, aunque eso no me interesaba. Quería buscar los grises y los colores contradict­orios, los que te llevan a empatizar con un canalla.

–¿Y no hay así un cierto riesgo de condonar sus pecados?

–El recorrido me interesaba para poder contar que Blanco es alguien que tiene poder y lo ejerce sobre los que están por debajo de él, y luego esos mismos sobre los que están por debajo de ellos. Al final, el que tiene una cuota de poder, por mínima que sea, es susceptibl­e de ejercerla en su beneficio. Cualquier personaje tiene más interés si apela al espectador, al pequeño patrón que muchos tenemos dentro.

–Su película llega en el que hay un gran debate sobre el precio de la luz.

–La situación tampoco necesita comentario cinematogr­áfico porque se hace solo. Lo ideal sería que estas cosas no ocurrieran y que el Estado ejerciese su poder de otra manera para que todos los ciudadanos pudieran acceder a algo tan primordial como la electricid­ad sin mayor problema, sin depender de su situación económica.

–En «El buen patrón» tampoco sale demasiado bien parada la Prensa...

–No creo que nadie salga muy bien parado, la verdad. El retrato del empresario no es maniqueo, pero tampoco el del poder político o la Prensa. En ese microcosmo­s que es la fábrica se puede contar prácticame­nte todo y, de fondo, también cómo funciona el mercado laboral. Me interesaba explicar esa especie de caciques y dinámicas de poder, y ahí está la Prensa, pero ningún personaje me parece rescatable.

–¿Y la inmigració­n? En su película, por fin parece que deja de ser un mero accesorio de nuestro cine.

–Quise abordar el personaje de Tarik Rmili, el único que le planta cara al patrón, desde un prisma sin paternalis­mos. Y el actor, de hecho, me lo agradeció mucho, porque no es ningún justiciero y también tiene su lado B.

–Han pasado cuatro años desde «Loving Pablo». ¿Por qué tanto tiempo? ¿Qué ha ocurrido? –Sucede que hacer películas es muy complicado y cuesta una vida ponerlas en pie. En España se trata de un proceso y un periplo bastante largos. De hecho, en esas esperas es cuando me pongo a escribir otros proyectos. A mí me gustaría rodar cada dos años, pero es prácticame­nte imposible.

 ??  ?? Javier Bardem protagoniz­a «El buen patrón», la vuelta al cine de Aranoa (izda.) tras cuatro años
Javier Bardem protagoniz­a «El buen patrón», la vuelta al cine de Aranoa (izda.) tras cuatro años
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain