Un nuevo autonomismo
La España de las mesas y las mesas de todas las españas. La cogobernanza pandémica ha sido la mayor explosión de afirmación autonómica de las últimas décadas. Cada cual ha podido desarrollar sus políticas y sus estrategias. Por razones ajenas a la mera gestión de la crisis sanitaria se ha fijado el foco en Madrid, pero cada una ha hecho lo que creía mejor para sus ciudadanos y su economía, con desigual éxito y apoyo popular. Si unimos esta realidad al enfado que la bilateralidad Cataluña-Estado genera entre los excluidos e ignorados, encontramos la madera con la que se están armando otras mesas en las que cuenta poco Moncloa. La reciente Andalucía-Valencia y la convocada por Lambán para sentar a los presidentes de la España escasamente poblada son claros ejemplos de este nuevo autonomismo que va a las cosas de comer, más allá de los partidos a los que representan.
El PSOE siempre se ha organizado de una manera federal, pero para el PP resulta extraño este cruce de intereses de sus presidentes. Esta realidad multilateral pone de manifiesto la falta de una idea de partido sobre la financiación autonómica, las inversiones, los servicios o la fiscalidad. Quizá se esté estirando el chicle del 78 por la vía de los hechos consumados y convendría que las grandes formaciones nacionales tengan claro por donde van los intereses de España.
Da la sensación de que los partidos en las autonomías se están regionalizando para dar respuesta a «lo suyo» , algunos lo disfrazan de identitario y otros solo de alimenticio. Quizá con esta fórmula se corte el crecimiento de formaciones de crecimiento espontáneo fruto del abandono histórico que, ahí está Teruel Existe, cuando van a las elecciones pillan. Esto va más allá de las batallitas internas, esto es una segunda descentralización por la vía de los hechos consumados y el caos.