«NO PRETENDAN RESOLVER EL CONFLICTO CATALÁN A BOFETADAS»
SeSe tiene al ministro Bolaños por político prudente, discreto y medido. Alejado de la hipérbole y la sobreactuación. Más de corredor de fondo, de pista cubierta, y no velocista, de distancias cortas, al aire libre y, por tanto, demasiado expuesto.
El pugilato con la oposición en el ring del hemiciclo es una disciplina de la política que no se aprende en un día, demanda experiencia, o sea combates y trayectoria para curtirse. Escuchar a la nueva mano derecha del presidente fajarse con Vox o PP en términos como que «pretenden resolver el conflicto catalán a bofetadas» o que buscan «cronificar la fractura en Cataluña» no casa con ese perfil de serie de mente y voz templadas salvo que el ministro en la sombra nos la haya dado con queso todos estos años, que tampoco es descartable. Que sepa que no es obligatorio embarrar la Cámara todos los miércoles como autodefensa, porque a veces, solo a veces, la opinión pública espera oír palabras serias como si la nuestra fuera una democracia madura y las señorías de turno dignificaran la responsabilidad en la que le colocaron los ciudadanos. El don de la reflexión sagaz, el recurso audaz y el dardo sardónico no es una cima inalcanzable. La oposición aprieta, porque es su deber, pero el escriba del ministro y el propio titular deberían hacer un esfuerzo para que sus punzadas solemnes en sede parlamentaria, como miembro del Gobierno de España, fueran memorizables al menos unos minutos. «Son el conflicto, nosotros somos el diálogo», espetó al Partido Popular en otro pasaje de su olvidable y borrable mañana en el pleno. Cuánto no daríamos por un poco más de esgrima y menos garrotazo. Porque, ministro, el guion obliga a defender la mesa catalana en la que juegan a que el tiempo corra a su favor, o eso entiende el Gobierno, aunque la suerte no está ni mucho menos echada. Pero al menos que no se ofenda a la inteligencia, que no estamos para eso, y sabemos que su diálogo es un trile en manos de tahúres. Si quiere hablar de bofetadas, apunte en la dirección correcta, la de los violentos, los separatistas, y no de sus víctimas.