La Razón (Cataluña)

La ceniza, otro de los elementos a tener en cuenta

- Mar Gómez Mar Gómez es doctora en Físicas y responsabl­e de meteorolog­ía de eltiempo.es

Esta semana hemos vivido una erupción histórica en la isla canaria de La Palma. Además de hablarse sobre la colada de lava, el tipo de erupción y la duración de ésta se ha puesto sobre la mesa la posibilida­d de que los gases emitidos por el volcán pudieran ser perjudicia­les para la salud y dieran lugar a la conocida como lluvia ácida.

Sabemos que entre las emisiones de esos gases en una erupción volcánica hay vapor de agua, dióxido de carbono o dióxido de azufre (SO2). Este último es uno de los gases más comunes emitidos durante una erupción. Es un gas incoloro con un olor acre que irrita la piel y los tejidos, y las membranas mucosas de los ojos, la nariz y la garganta. Este gas emitido por la erupción también se encuentra en muchas ocasiones como contaminan­teatmosfér­ico procedente de la actividad industrial.

Es precisamen­te el que se vincula con la formación de lluvia ácida en caso de que se produzcan precipitac­iones.

Pero ¿qué es exactament­e la lluvia ácida? ¿hay posibilida­d de que se forme? La lluvia ácida se refiere a la precipitac­ión con un pH más ácido de lo normal. En química el pH indica grado de acidez o alcalinida­d: por ejemplo, a 25ºC (ya que depende de la temperatur­a) se dice que una disolución tiene pH neutro si es 7. Es precisamen­te el pH del agua pura (7) el valor que se toma como referencia: si el pH es inferior a 7 será ácido y, si es superior, básico. La lluvia normalment­e tiene un pH de 5,5-5,6 (levemente ácido) y se considera lluvia ácida si el pH es inferior a 5.

En estos momentos la mayor concentrac­ión de dióxido de azufre se encuentra, como es lógico, sobre el archipiéla­go canario. De producirse algunas lluvias (aunque no se esperan lluvias importante­s en la isla de La Palma los próximos días), éstas serían ligerament­e ligerament­e más ácidas de lo habitual, con un pH algo más bajo; sin embargo, las repercusio­nes que el SO2 liberado por el volcán tendrán sobre las condicione­s meteorológ­icas y la calidad del aire en la superficie serán, con toda probabilid­ad, muy reducidas.

Los modelos de predicción atmosféric­a muestran un transporte de este gas en niveles altos hacia el sureste peninsular y las Islas Baleares, y en menor medida, hasta Cataluña, pero sin producir lluvia ácida. Además, también en el resto de la península podrá aumentar la concentrac­ión de este gas el día de hoy, pero será a gran altura, por lo que no tendrá consecuenc­ias. Esto se debe a la presencia de la DANA en el oeste peninsular, que favorece favorece la entrada de vientos de componente sur y suroeste, haciendo que las masas de aire asciendan desde las regiones próximas al archipiéla­go canario. Por otro lado, la mayoría del SO2 emitido se encuentra en capas superiores de la atmósfera, lejos por tanto de la fuente emisora, y las concentrac­iones no superan los 100 mg/ m2 en casi ningún punto de la Península, lo cual hace que, de producirse lluvia, ésta no tendría apenas acidez.

No supondrá, por lo tanto, ningún riesgo para la salud. Además, según la Red de Control de Calidad del Aire de Canarias, la erupción volcánica no ha provocado de momento contaminac­ión ambiental en el aire que respiramos, y para que se presenten aspectos nocivos de la lluvia ácida se necesitan periodos de tiempo mayores, en situacione­s prolongada­s de meses o años.

Aun así, habrá que prestar atención a otros peligros como, por ejemplo, la ceniza, un elemento a tener en cuenta ya que puede lesionar el sistema respirator­io, los ojos y la piel. Por otro lado, es convenient­e no encontrars­e cerca de la zona donde la lava –a más de mil grados – entre en contacto con el mar. En ese momento y al enfriarse muy rápidament­e es posible que se den fuertes explosione­s y una rápida emanación de gases. Se genera una especie de humareda blanca perjudicia­l para la salud por las sustancias tóxicas que contiene. Cuando la lava llega al mar, se evapora el agua y se forman columnas de humo ricas en clorhídric­o y fluorhídri­co, muy dañinas para la salud. Por lo tanto, la ciudadanía no debe acercarse bajo ningún concepto.

La presencia de la DANA en el oeste peninsular favorece la entrada de viento y hace que las masas de aire asciendan Las concentrac­iones de gases no superan los 100 mg/m2 en casi ningún punto del país, por lo que la lluvia apenas sería ácida

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REUTERS El dióxido de azufre es el gas más común que se emite en una erupción volcánica
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