¿DEBERÍA PONERSE COTO A LAS AUSENCIAS DE LOS DIPUTADOS EN LAS CÁMARAS?
A FAVOR
Por pura lógica, el ciudadano espera que sus representantes estén presentes en el Congreso o en el Senado para decidir sobre asuntos que, indefectiblemente, repercutirán en su día a día.
Pérdida de sueldo
El artículo 99 del Reglamento alude a las consecuencias que puede generar dejar de asistir «de forma reiterada y notoria», y «voluntariamente», a los plenos o a las comisiones: una posible retirada de la retirada de la retribución.
Obligación por norma
El artículo 15 del Reglamento establece que los diputados «tendrán el deber de asistir a las sesiones del Pleno del Congreso y de las Comisiones de que formen parte».
Por pura estética
Nada ofrece peor imagen que un Hemiciclo semivacío, dejando al descubierto la desidia parlamentaria.
EN CONTRA
Los ministros cuentan con una amplia agenda diaria que, a veces, hace imposible cuadrar varias citas y obligaciones. Además, en muchos casos realizan viajes oficiales al extranjero.
El Reglamento del Congreso les respalda
El artículo 188,4 del Reglamento recoge que el Gobierno podrá solicitar que sea pospuesta [la pregunta] para el orden de la siguiente sesión plenaria.
La otra vía, las preguntas por escrito
El Congreso ofrece a sus diputados la opción de registrar preguntas por escrito, por lo que podría ser una buena opción para la oposición en caso de que el ministro no responda.
La dificultad para cuadrar agendas
A veces resulta difícil compaginar la agenda diaria de los ministros y estos deben delegar en otros titulares la rendición de cuentas ante los parlamentarios.