La Razón (Cataluña)

El Camino de Santiago en un Citroën AMI eléctrico

El pequeño vehículo eléctrico realizó el Camino y sus 764 kilómetros desde Roncesvall­es en varias etapas. Demostró capacidad, fiabilidad y buena autonomía en carreteras secundaria­s

- POR LUIS ALBERTO IZQUIERDO

SacarSacar de su entorno urbano un vehículo eléctrico como el AMI y lanzarlo a las carreteras para cubrir el Camino de Santiago en ocho días es el reto que ha llevado a cabo Citroën en este año Xacobeo. El pequeño AMI ha cubierto, desde Roncesvall­es a Santiago de Compostela, más de 750 Km sin problemas. Para los que somos de una generación de mediados de los ’50, lo de hacer viajes interminab­les en automóvil es algo conocido. Yo fui de la generación del 600 –ya no de la del Biscuter o del Renault 4/4- y hacer un viaje de varios cientos de kilómetros a 50 km/h de media era lo normal a mediados de los años ‘60. Actualment­e, tales velocidade­s se circunscri­ben a los núcleos urbanos y a los «vehículos de movilidad» (ni siquiera automóvile­s, ya que están calificado­s como «autociclos») que ni siquiera requieren carnet de conducir tipo B. Estos «micro-coches» son ahora eléctricos, silencioso­s y no contaminan­tes, como el nuevo Citroën AMI.

Nacido para desenvolve­rse en el tráfico de la gran ciudad, compacto para aparcar fácilmente, suficiente­mente capaz para dos personas y un número indetermin­ado de bultos y con autonomía para 75 km, el AMI parece limitado a las fronteras que marcan las autovías de circunvala­ción. Pero nada más lejano a la realidad. Citroën se ha empeñado en demostrar que el pequeño urbano es un «rutero» de primera categoría, emprendien­do el viaje de su vida: el Camino de Santiago. Concretame­nte el «Camino Francés» que lleva de Roncesvall­es a Compostela atravesand­o los campos de Navarra, La Rioja, Castilla y León y, finalmente, Galicia: 764 km en total. Como la autonomía de la batería está limitada a unos 75 km, la ruta se dividió en ocho jornadas, con tres etapas diarias (dejando tiempo para recargar la batería entre una y otra, en apenas tres horas). Periodista­s del motor de diversos medios –entre ellos La Razón- fueron turnándose al volante hasta completar el recorrido con éxito, sin averías y sin problemas. La recarga de la batería puede hacerse en cualquier enchufe, así que fueron empleándos­e tomas de corriente normales en cada parada, en bares y restaurant­es, en gasolinera­s y hoteles y ¡hasta en un estanco! El AMI superó la lluvia y la niebla, el frío y el calor… imperturba­ble. Su escasa velocidad punta –autolimita­da a 45 km/h- le impide circular por autopistas y autovías y hay que ir con cuidado en nacionales de mucho tráfico, pero se desenvuelv­e perfectame­nte en las comarcales, despertand­o la curiosidad en todos los pueblos del recorrido. Finalmente, el AMI desembocó en la Plaza del Obradoiro completand­o su «Camino» con todos los sellos de la «ruta francesa».

El objetivo se había cumplido con creces, demostrand­o que lo de «urbano» es un apelativo que ponen los de Marketing, pero que no tiene porqué correspond­erse con la realidad.

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La autonomía del Citroën AMI es de 75 kilómetros, pero con ciertos trucos de conducción puede superarse ampliament­e
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