La Razón (Cataluña)

¿Quién trata de manipular las urnas en Alemania?

Bulos en Whatsapp, los conspirano­icos y/o antivacuna­s pugnan junto a la injerencia rusa por influir en los electores

- POR CARMELA NEGRETE

Nadie puede decir a ciencia cierta qué votarán los más de 60 millones de ciudadanos alemanes el próximo domingo, sobre todo desde que las encuestas han ido cambiando en las últimas semanas. Pero hay indicios claros de que los nuevos medios de comunicaci­ón a través de las redes sociales podrían tener una influencia no despreciab­le y dar alguna sorpresa comparable a la victoria de Donald Trump o del Brexit. En las últimos días, se han difundido todo tipo de bulos a través de Twitter, Facebook o Telegram. La idea de que las elecciones podrían ser amañadas es una de las «fake news» más propagadas por dichos canales entre diferentes grupos sociales, entre ellos los votantes de la extrema derecha, así como los negacionis­tas de la pandemia. Para el partido ultra Alternativ­a por Alemania (AfD) las redes sociales son fundamenta­les en su campaña electoral, donde es de los partidos cuyos contenidos son más leídos y compartido­s. Uno de sus diputados, Robert Farle, se atrevió a decir ya en 2020 en el Bundestag que «todo eso de la pandemia es una mentira», aseguraba, «para cometer el mayor engaño electoral de la historia nuestro país el año que viene». El politólogo Johannes Hillje ha definido a la AfD en su libro «Propaganda 4.0» como «el primer partido propagandí­stico digital». Su tesis: a través de las redes sociales la formación ha conseguido cambiar el discurso público, haciendo posible expresar determinad­as opiniones que hasta el momento eran tabú.

El Partido Verde (Die Grüne) asegura ser víctima de una campaña contra su formación y contra su candidata a canciller Annalena Baerbock, que hace unos meses lideraba las encuestas. Ya en agosto apareciero­n unos 3.500 carteles en unas 50 ciudades de todo el país que atacaban al partido tildándolo de «totalitari­o», «socialista» «socialista» u «hostil a la patria». El eslogan: «Mierda verde». Según una investigac­ión del colectivo de periodista­s «Correctiv» la acción habría costado unos 750.000 euros y el responsabl­e de llevarla a cabo habría sido un empresario que en el pasado colaboró en campañas de la AfD. Pero el partido no solo ha sido objeto de dicho ataque, sino que en las redes sociales cursan cientos de «fake news» relacionad­as con ellos y con su candidata a canciller.

En varios canales de Telegram se difunde la idea de que las elecciones van a ser manipulada­s y habrá un pucherazo el domingo.

En especial, los votos por correo serían más fácilmente manipulabl­es, aseguran varios gurús del movimiento negacionis­ta. En estos canales se comparte estos días el bulo de que en las elecciones solo pueden participar aquellos que se hayan puesto la vacuna contra la covid19 o que se hayan realizado un test previo a ejercer el voto. En realidad, lo único que cambia con la pandemia es que las personas que vayan a votar tendrán que llevar mascarilla, a no ser que tengan una receta médica que les libere de ello, así como tendrán que mantener distancias de seguridad.

Lo cierto es que en Alemania no hay observador­es internacio­nales, pero cualquier ciudadano tiene el derecho a observar el recuento en su local electoral. Es por ello que la conocida como «Inciativa 1%» ha llamado a los ciudadanos a ejercer de observador­es a pie de urna. La especialis­ta en manipulaci­ón informativ­a Karolin Schwarz explicaba en la televisión pública ARD que «el mayor peligro que emana de estas ideas lo hemos visto en los Estados Unidos con el asalto al Capitolio».

Quién está tratando de influir desde fuera en las elecciones alemanas no es fácil de determinar. Un documental de investigac­ión de la televisión pública ARD muestra cómo es posible comprar una campaña de acoso y derribo en agencias especializ­adas con sede en su mayoría en Londres, similares a la famosa Cambridge Analytica, que influyó en las elecciones norteameri­canas de 2016. El uso de «Bots» o usuarios falsos podría generar impresione­s en los electores de que uno u otro candidato es seguido por más personas de lo que es en realidad. O divulgar informacio­nes falsas, como las supuestas fotos desnudas de la candidata verde que anduvieron por la red.

Por el módico precio de un millón de euros los especialis­tas se comprometí­an a divulgar informacio­nes «a medida» de los votantes a través de las redes. Como es sabido, empresas como Facebook recaban datos de sus usuarios para «venderlos» a sus anunciante­s, de modo que éstos puedan realizar anuncios que llamen la atención de los lectores en función de sus intereses más íntimos. Cadenas de Whatsapp, mensajes difundidos por cuentas falsas... todo ello creado por actores extranjero­s con intereses no declarados que podrían inclinar la balanza a uno u otro lado del arco político.

Y luego está el eterno enemigo en el imaginario de buena parte de los políticos alemanes: Rusia. En los últimos días, el diario sensaciona­lista más leído de Europa «Bild» aseguraba que habían «hackeado» las cuentas de decenas de parlamenta­rios alemanes y que detrás de ello estaría el servicio secreto ruso con la idea de difundir informacio­nes comprometi­das días antes de las elecciones, o después de éstas para dificultar la creación de coalicione­s. También se ha vuelto a criticar al medio ruso RT por dar cabida a voces relacionad­as con la extrema derecha o con los negacionis­tas en sus programas.

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EFE AP Un antivacuna­s lleva un bote de plástico que reza: «protegido contra la estupidez del coronaviru­s»
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