Barcelona vuelve a los macrobotellones con la Mercè
Miles de personas llenas la avenida María Cristina durante la pasada noche tras la mejora de los datos de la pandemia
Pese a que la alcaldesa Ada Colau dijo el pasado jueves que la situación estaba controlada y que se actuaría con contundencia, el inicio de las fiestas de la Mercè ha demostrado que no era así. Miles de jóvenes llenaron la avenida María Cristina de Barcelona, en el centro de la ciudad y junto a la plaza España, pasadas las 2.15 de la madrugada del viernes.
El botellón coincidió con la vigilia de las fiestas de la Mercè, patrona de la ciudad, y también coincidió con el permiso de que los exteriores de los locales de ocio nocturno en Cataluña cierren a las 2.00, con la mejora de los datos sobre la pandemia.
Sin embargo, estos jóvenes optaron por la fiesta en la calle, en vez de los exteriores de un local. Esto hizo que algunos continuaran la fiesta hasta altas horas de la madrugada por algunas de las calles del barrio de Sants, pese a las quejas de los vecinos. La Guardia Urbana y los Mossos recibieron varias llamadas de quejas de vecinos ante el ruido provocado por quienes quisieron seguir bebiendo hasta las primeras horas del día.
Otros espacios que conocieron botellones durante la noche del jueves al viernes fueron el paseo del Born, la zona del Arco del Triunfo y la plaza del Macba, en el barrio del Raval. Pese a todo, fuentes policiales aseguraron que no se registraron situaciones de tensión y que todo fue bastante tranquilo. Sin embargo, no lo fue para los sanitarios que tuvieron que trabajar a conciencia ante varios casos de embriaguez en estas zonas de la capital catalana.
En el balance de la primera noche de la fiesta mayor de Barcelona, el teniente de alcalde de Cultura, Jordi Martí reconoció que había mucha gente en esta gran concentración y en otras más pequeñas que hubo en la ciudad y destacó que «a la vez que pasaba esto, había 20.000 personas distribuidas» en 13 espacios de la ciudad «disfrutando de la fiesta», «con muy buen ambiente, mucho civismo y sin ningún conflicto».
Para Martí, las grandes concentraciones de gente joven en espacios púbicos son una manifestación del final de la pandemia que se da en todas las poblaciones de Cataluña y que hay que «atender», «vigilar» y «entender», «sin normalizar», pero que «se irá diluyendo» con el tiempo. En este sentido, el teniente de alcalde de Cultura elogió la actuación «prudente» y «escrupulosa» de la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra, que optaron por controlar e «impedir cualquier violencia» en el botellón en vez de desalojar una gran concentración, lo que podía haber causado «males mayores». Martí dio por hecho que los botellones se repetirán todas las noches de la Mercè y manifestó su confianza en que la fiesta «seguirá con normalidad», aunque manifestó la preocupación «por la combinación de movilizaciones», por la detención del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la celebración de la fiesta mayor de la ciudad.
Con motivo de las fiestas de la Mercè se han programado por toda de la ciudad unas 500 actividades en siete de los distritos barceloneses. Todos ellos son gratuitos, pero solamente puede accederse con acreditación. La avenida María Cristina siempre ha sido uno de los principales escenarios en la conmemoración de la fiesta mayor de la capital catalana.
Los botellones se están convirtiendo en uno de los principales problemas de orden público en la ciudad. Solamente durante el pasado verano, cuando empezaron a levantarse algunas restricciones, el Ayuntamiento se vio en la obligación de desalojar por estas macrofiestas ilegales a unas 271.000 personas. Igualmente se impusieron 7.612 sanciones por infracciones de la ordenanza municipal. Las fiestas en los barrios de Gràcia y Sants fueron los principales escenarios de estos botellones.