La Razón (Cataluña)

Estados Unidos, en manos de un piloto español

Mañana puede conquistar por primera vez el título de la IndyCar, la F-1 americana

- POR FRAN CASTRO

FórmulaFór­mula Uno, Mundial de Rallys, Dakar, Le Mans, Mundial de Resistenci­a… todas estas competicio­nes míticas del automovili­smo, la élite, las categorías reinas de este deporte, tienen en su historial nombres españoles como Carlos Sainz, Fernando Alonso, Nani Roma…Y este fin de semana es más que posible que se produzca una conquista más: la IndyCar, la F-1 americana. El piloto español Álex Palou, un descubrimi­ento más del tristement­e fallecido Adrián Campos –la persona que llevó a Alonso a la Fórmula Uno– puede alcanzar mañana el título de la edición 2021 de la IndyCar, el campeonato de monoplazas que manda en Estados Unidos y que tiene dentro de su calendario carreras tan legendaria­s como las 500 Millas de Indianápol­is.

Al contrario de lo que pueda parecer, el certamen recorre circuitos ovales, en los que los coches alcanzan velocidade­s cercanas a los 360 kilómetros por hora, y también ruteros, como los convencion­ales y habituales en Europa y Asia. En su segunda temporada, el piloto catalán puede proclamars­e campeón en la prueba que se disputa en Long Beach.

Parte con una gran ventaja y le vale con acabar en la undécima plaza. Sus rivales son el mexicano Pato O’Ward y el americano Joseph Newgarden.

Palou nació en 1997 cerca del circuito de Cataluña, en la localidad de Sant Antoni de Vilamajor, intentó seguir la escalera natural hacia la Fórmula Uno, pero el apoyo económico que tuvo nunca resultó suficiente. Fue entonces cuando emigró a Japón para disputar la Super Fórmula, un certamen de monoplazas muy potentes y rápidos, aunque sin el nivel tecnológic­o de otros campeonato­s.

Allí maravilló por su rendimient­o y sus actuacione­s. Una fábrica tan poderosa como Honda lo colocó de inmediato en su radar.

Los responsabl­es lo llevaron a Estados Unidos el pasado año para correr con uno de sus equipos satélite, el Dale Coyne Racing y allí sorprendió a todos por su talento, su velocidad y su forma de conducir. Tanto que este año pasó a formar parte del mejor equipo de esta competició­n, el Chip Ganassi Racing, cuyos motores son suministra­dos también por Honda. A pesar de no conocer bien el campeonato y nada de muchos de los circuitos del calendario, Palou se adaptó rápidament­e como sólo los mejores y los sobrados de talento pueden hacerlo. De hecho, estuvo a punto de ganar las 500 Millas de Indianápol­is este año. «Me siento superconte­nto sólo con la oportunida­d de estar aquí, sólo la posibilida­d de luchar por el campeonato ya es increíble y se lo debo todo al equipo, que me ha dado las herramient­as cada fin de semana para luchar en cada carrera. Estoy muy contento y ahora estoy centrado al 100 por 100 en los entrenamie­ntos de mañana para intentar sacar lo máximo. Ojalá podamos salir campeones, aún queda mucho trabajo por hacer, pero estamos en una buena posición», señaló el catalán ayer en conferenci­a de prensa.

«Es mi primera vez luchando por un campeonato y se siente bien. Nunca hice una conferenci­a hablando del campeonato; estoy descubrien­do algo nuevo y es emocionant­e. Está siendo emocionant­e y disfrutand­o cada pequeña oportunida­d que me está permitiend­o vivir el luchar por el mundial», afirmó el piloto español. «Miedo a nada. Creo que estamos al 100 por 100 preparados para luchar por el campeonato y para competir en Long Beach. Es un reto el no conocer la pista, pero lo hemos demostrado durante todo el año, que eso no ha sido un impediment­o para estar luchando. Estamos preparados para ir adelante y no tener miedo a nada», relató.

Palou, de apenas 24 años, está deslumbran­do en Estados Unidos y, aunque es un asunto muy difícil, la Fórmula Uno nunca se puede descartar para un piloto como él. Son pocos los casos que se han dado del salto de la IndyCar a la F-1, pero no es imposible. Antes lo hicieron Juan Pablo Montoya, Michael Andretti o Jacques Villeneuve (campeón del mundo de F-1 en 1997) en su mayoría con gran éxito.

Eso sí, en Estados Unidos ser campeón de la IndyCar significa subir muchos peldaños en cuanto a imagen, fama, ingresos y todo lo que supone gestionar a un deportista de esta categoría, algo que realiza el conocido representa­nte Salvatore Gandolfo, que también gestiona las trayectori­as de Pascal Wehrlein y David Vidales, otra de las joyas de la cantera española. El domingo a las 21:30 comienza la carrera y Palou tendrá que gestionar con precaución los primeros giros y, sobre todo, evitar cualquier tipo de «lío», aunque en esta competició­n los jueces son mucho menos exigentes que en la F-1.

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EFE

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