El legado de Adrián Campos
El descubridor de Fernando Alonso también «fichó» a Palou, ganador de la IndyCar
El ex piloto de F 1 Adrián Campos, fallecido el pasado enero, hizo más por el automovilismo español que cualquier presidente de Federación, secretario de estado o incluso que algún ministro cuando el deporte tenía cartera propia. Lo hizo a base de tener un ojo avizor impresionante y saber analizar qué piloto era bueno y cuál tenía un talento fuera de lo común. En la categoría reina, la Fórmula 1, no brilló demasiado cuando alcanzó esta especialidad en 1987. No venía de hacer grandes cosas en categorías inferiores, pero era rápido y merecía tener una oportunidad como otros tantos. Y le llegó gracias a sus méritos y al patrocinio de la compañía valenciana Lois. No tuvo el mejor de los debuts. Fue en 1987 en Brasil. Segundos antes de empezar la vuelta de calentamiento, en plena parrilla de salida, olvidó ponerse los tapones para los oídos, algo fundamental cuando rugían los motores de aquella época, con el consiguiente peligro de lesionarse los tímpanos a pesar de llevar casco. Logró colocárselos, arrancó último y durante el camino a la salida adelantó a cuatro coches para recuperar su posición inicial. Dos vueltas después de empezar el Gran Premio la dirección de carrera le sacó bandera negra al entender que tenía que haber salido en último lugar. El Minardi era tremendamente malo y poco fiable. En el año y medio que estuvo en la F1 disputó 17 carreras de las cuales abandonó en 14.
Aquella experiencia sirvió a Campos para adquirir algo especial para analizar el comportamiento de los pilotos, algo que a pesar del desarrollo de la adquisición de datos y las gráficas, todavía puede considerarse casi un arte. Lo hizo con Fernando Alonso (bicampeón de F1, campeón del mundo de Resistencia y doble ganador de Le Mans), con Marc Gené (al que recuperó deportivamente hablando) y Antonio García (piloto oficial de Corvette en Estados Unidos y varias veces ganador de Le Mans en la categoría GT). Aunque en sus equipos también han brillado otros como Checo Pérez, hoy compañero de Max Verstappen en Red Bull. Su último gran descubrimiento fue Álex Palou (Sant Antoni de Vilamajor, Barcelona, 1 de abril de 1997). Un día de 2013, mientras el piloto asistía a clase de matemáticas en el Instituto con apenas 16 años, recibió un mensaje de Adrián Campos para proponerle correr con ellos en monoplazas, según contó el propio piloto en el portal SoyMotor. Desde entonces Palou tuvo una habitación en casa de Adrián para alojarse cuando acudiera a trabajar a la sede de Campos Racing en Alzira, cuando disputó la GP3, el tercer escalón natural antes de acceder a la F-1. Pero años después el necesario apoyo económico faltó y Palou tuvo que emigrar a Japón. Fue allí cuando Honda (con la ayuda de su actual representante, Salvatore Gandolfo) se fijó en él y más tarde lo llevó a Estados Unidos. El domingo el piloto catalán se proclamó campeón de la IndyCar con el equipo Chip-Ganassi, una leyenda de esta competición que pregona a los cuatro vientos haber fichado al piloto español gracias a la recomendación de Honda, que suministra motores a esta estructura. estructura. Palou no tiene como objetivo alcanzar la Fórmula 1 y antes se ha fijado alcanzar la victoria en las 500 Millas de Indianapolis, algo que ya estuvo a punto de hacer el pasado año. Es el piloto de moda en Estados Unidos y eso, en un país como este, es mucho. Los contratos publicitarios le llueven y las cifras que se manejan en este mercado pueden resultar mareantes.
La F1 queda lejos para él a sus 24 años, aunque esto nunca se sabe. El último gran ejemplo fue Juan Pablo Montoya. Dio el salto de la Cart (lo que ahora será la IndyCar) a la Fórmula 1 y desde luego que brilló, aunque no fuera campeón del mundo. Sí lo hizo Jacques Villeneuve. Sin duda, Palou está llamado a hacer historia en el automovilismo español. Descubrir pilotos (héroes) es lo mejor para un deporte.
«Ahora toca celebrar, después descansar y luego ir a por otro campeonato»
«Es un sueño que tenía que cumplir: ser campeón de la IndyCar es muy especial» Álex Palou Campeón IndyCar 2021