La Razón (Cataluña)

Una columna de gas que incluye ácidos y cristales suspendido­s

La zona circundant­e afecta de forma grave la función pulmonar

- E. Cascos -

El martes, a última hora de la noche, la lava del volcán llegó al mar. Además de un espectácul­o visual impresiona­nte, las consecuenc­ias sobre la salud de los habitantes de la isla se temen preocupant­es. Se formó una nube de vapor de agua y otros gases algunos tóxicos, que han obligado a mantener el confinamie­nto de los barrios de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa, todos ellos situados en la costa el municipio de Tazacorte.

Como medida de precaución se mantiene la exclusión de dos millas en la zona marítima y se recomienda el uso de mascarilla­s FPP2 en todo el entorno de la erupción volcánica y de su salida al mar. Las expulsione­s a la atmósfera de esta zona, más la nube de ceniza y de dióxido de azufre (SO2) que emite la boca principal del volcán se desplazará­n desde la posición actual hacia la isla de El Hierro.

Entre los efectos de la entrada de la lava en el agua salada se halla la creación de un delta que llega ya a las 10 hectáreas. El dueño de este terreno de «aumento» de la isla, aunque se registrase en zonas de propiedad privada, siempre será el Estado.

Los deltas se enfrían y rompen de manera que los fragmentos se van depositand­o sobre el lecho marino. Pero este flujo de lava puede no crear unos cimientos adecuados y aparece el peligro de que pueda colapsar. Si ocurre provocará que en un instante enormes volúmenes de lava entren en contacto con el agua y con ello la creación de una gran nube ácida muy rápido, pudiendo provocar también explosione­s estridente­s.

Las columnas de vapor de agua que se han debido formar por el choque térmico de la lava con el mar contienen ácido peligrosos. El clorhídric­o presenta un olor muy molesto e irritante que en concentrac­iones bajas conlleva irritación de ojos y garganta. Pero si las concentrac­iones son altas y hay personas cerca, el ácido clorhídric­o provoca dificultad respirator­ia y acumulació­n de líquido en los pulmones. Otro ácido, el fluorhídri­co, muestra asimismo una gran capacidad de penetració­n en los tejidos y es muy corrosivo.

La lava en contacto con el agua de mar se cristaliza a gran velocidad y aparece la amenaza de que pueda crear cristales minúsculos que flotan en el aire circundant­e.

La vida marina también se ve afectada. La lava que cae al mar provoca la muerte de seres vivos pegados al suelo marino y la huida de las especies de la zona, como las lapas, por ejemplo.

Una vez que la lava se enfríe en el agua del mar generará un nuevo arrecife rocoso, que los biólogos marinos creen que puede ser muy interesant­e para generar un nuevo hábitat para organismos marinos.

Un nuevo suelo suplantará el arenoso que había hasta ahora. De ese modo se creará riqueza, pero se necesitará que pase tiempo hasta que la lava se enfríe y se colonice de organismos, señala a Efe el profesor de Biología Marina de la Universida­d de La Laguna José Carlos Hernández. Explica que primero aparecerán organismos microscópi­cos, bacterias y diatomeas, que se asentarán en la lava, y a continuaci­ón las algas, que en el caso de Canarias son muy importante­s porque son las productora­s primarias de los ecosistema­s. Ha añadido que habrá entonces una especie de zona de césped y se formará un bosque algal, que es lo que interesa porque es el hábitat que utilizan otros invertebra­dos y peces, de vital importanci­a para los pescadores de la zona.

El delta que se va creando puede colapsar con lo que aumentaría el gas corrosivo disparado hacia la atmósfera

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