Comediantes quijotescos
Autor: Fernando Fernán Gómez (versión de Ignacio del Moral). Director: Ramón Barea. Intérpretes: Patxo Telleria, Mikel Losada, Ramón Barea, Itziar Lazkano, Aiora Sedano... Teatro Fernán Gómez, Madrid. Hasta el 3 de octubre.
No lo tenía fácil Ramón Barea para cautivar al público y a la crítica en su aproximación teatral a «El viaje a ninguna parte», de Fernando Fernán Gómez. Aunque se esté celebrando este año el centenario del nacimiento del popular actor y autor madrileño, lo cual siempre contribuye a reactivar el interés por su obra, quizá sea el título escogido el menos indicado para espolear la curiosidad de los más avezados. Lo digo porque estos no solo conservan todavía bien impresa en la memoria la huella de la película que el propio Fernán Gómez rodó de su novela –el ornamento del cine siempre apabulla en relación a la esencialidad del lenguaje teatral–, sino que además han visto recientemente, y por tanto recuerdan, la potente adaptación para la escena que produjo en 2014 nada menos que el Centro Dramático Nacional. Sin embargo, el director no se ha amedrentado ante esos precedentes y ha hecho, sencillamente, lo mejor que podía hacer, que es centrarse en la sustancia argumental de la historia para volver a contarla del mismo modo. Y no se puede negar que, a pesar de algunas limitaciones interpretativas en el desigual elenco, del acartonamiento en el diseño de ciertas escenas y de la aspereza en algunas transiciones, Barea mantiene intacta la verdad que late al fondo de
La propuesta va a la esencia de la historia y sabe plasmarla con agilidad
Interpretativamente podía haberse sacado mucho más partido de algunos actores
esta historia de perdedores, y consigue con oficio que el espectador vuelva a beber todo su preciado jugo. Tal ha sido la confianza del director en la potencia literaria de Fernán Gómez que ha querido usar de nuevo, sin temer las comparaciones de los resultados, la extraordinaria versión –con algún pequeño retoque– que hizo Ignacio del Moral para aquel gran montaje del CDN; porque esa versión va, precisamente, muy, muy directa al meollo dramático, al tiempo que acentúa, de paso, el lado más poético y metafórico de los personajes, unos cómicos ambulantes que convierten sus vidas, sin ser conscientes de ello, en una romántica lucha contra el paso del tiempo y el olvido.