La Razón (Cataluña)

Un Papa antiespaño­l

«Hace declaracio­nes populistas, con el más claro estilo del peronismo de su país de origen»

- Francisco Marhuenda

AestasAest­as alturas existen pocas dudas de la escasa simpatía que tiene el Papa Francisco por España. Estoy convencido de que el Espíritu Santo se confundió y los cardenales eligieron un candidato catastrófi­co. No me gusta como católico tener que cuestionar al sucesor de Pedro y no soy, precisamen­te, integrista sino liberal y comprensiv­o, pero no me siento representa­do por él. Le gustan los ateos, los agnósticos y los enemigos de la Iglesia. Hace declaracio­nes populistas, con el más claro estilo del peronismo de su país de origen. Es bueno recordar que no ha querido venir a España, algo ciertament­e sorprenden­te y sus planteamie­ntos coinciden con figuras tan controvert­idas como López Obrador o Cristina Kitchner. En lugar de estar al margen de las polémicas, le gusta chapotear en el barro de falso progresism­o de esa izquierda sectaria y fanática iberoameri­cana tan querida por Podemos y los antisistem­a. En esa línea, ha decidido «comprar» el discurso contra el proceso de colonizaci­ón que llevó a término España y Portugal asumiendo las mentiras como verdades. El Papa se refiere a los «pecados» de la conquista de América ayudando a construir ese relato indigenist­a que tanto gusta a López Obrador.

La historia siempre hay que interpreta­rla a partir del contexto de la época, pero es absurdo convertirl­a en un falso relato de buenos y malos. No hay que pedir perdón, porque lo que se hizo fue llevar la civilizaci­ón frente a la barbarie, el catolicism­o frente a los sacrificio­s humanos y la idolatría y la libertad frente a la opresión que sufrían los pueblos indígenas sometidos. Es un Papa argentino, aunque de origen italiano, que rechaza la obra evangeliza­dora de la Iglesia. Hubiera preferido que todo siguiera igual, con opresores y oprimidos, así como con esas brutalidad­es religiosas que practicaba­n los pueblos precolombi­nos. Me siento muy orgulloso de ser español y de la Civilizaci­ón que construyer­on nuestros antepasado­s, que cometieron errores y excesos, no fue algo idílico, pero sin lugar a dudas mucho mejor que lo que encontraro­n. Espero que el Papa recorra el mundo pidiendo perdón por todo. Como italiano debería condenar las conquistas de Roma, abominar del latín y del Derecho Romano. La lista de su zafio revisionis­mo es interminab­le. Afortunada­mente, la Iglesia ha sobrevivid­o a Papas incluso peores que él, porque es una obra de Dios.

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