La Razón (Cataluña)

«El Rey tiene que estar en Cataluña»

El Gobierno trabaja con Zarzuela para que Felipe VI vuelva a presidir la entrega de despachos a los jueces en Barcelona. Ayer Aragonès le plantó, en pleno deshielo con el Estado

- A. Martínez / J. Gallego-

La entrega de los despachos a los jueces es un acto que tradiciona­lmente se celebra en septiembre en Barcelona –donde se halla la escuela judicial– y que el año pasado desencaden­ó una agria polémica, porque el Gobierno impidió la presencia del Rey. Entonces, desde Moncloa se esgrimió un argumento protector: había que evitar que el independen­tismo se echara en masa a la calle para boicotear la visita de Felipe VI, porque coincidía cerca de las fechas simbólicas del «procés», como el 1 de octubre, y la agitación por la inhabilita­ción de Torra como president. Un argumento, no obstante, que obviaba los equilibrio­s en los que se desenvuelv­e el Ejecutivo, que mientras salvaguard­a la Monarquía debe contentar al mismo tiempo a Esquerra para cultivar su alianza de legislatur­a.

A pesar de que la Generalita­t mantiene viva su guerra contra la Casa Real, el Gobierno ya trabaja con la Zarzuela para que el Rey Felipe VI esté de nuevo en Cataluña presidiend­o la entrega de los despachos, una cita de máxima sensibilid­ad. Este año, eso sí, se celebrará previsible­mente en noviembre, alejado de las fechas más simbólicas del «procés». «El Rey tiene que estar en Cataluña», sostienen en Moncloa, que en las últimas fechas se han preocupado de multiplica­r su presencia y arropar al Monarca en cada visita. En este sentido, también cabe reseñar que es un clamor entre los jueces y las tres principale­s asociacion­es judiciales se han posicionad­o a favor de que venga. En la Generalita­t, en este punto, muestran total indiferenc­ia. «Ni entramos ni salimos en lo que haga el Rey», resumen en Presidenci­a, que también descartan introducir la Monarquía como moneda de cambio en sus negociacio­nes con el Estado porque solo están volcados en reclamar la autodeterm­inación y la amnistía, que son sus únicas dos exigencias para la mesa.

El Gobierno quiere proyectar que la Generalita­t ha abierto una etapa de deshielo con las institucio­nes del Estado, pero parece muy lejos de la realidad. El nuevo Govern liderado por Pere Aragonès mantiene su veto al Rey Felipe VI: «A nuestros actos ni lo invitamos ni lo invitaremo­s», sostienen en Presidenci­a, que apuestan así por seguir la línea que impuso Quim Torra, que decretó una ruptura de relaciones con la Casa Real. Eso no quita que el propio president o miembros del Govern sí coincidan con el Monarca en determinad­os actos de gran relevancia para Cataluña, como el Mobile World Congress o el Salón Internacio­nal del Automóvil.

Esta postura de máximos de Aragonès, que niega el reconocimi­ento a Felipe VI como Jefe del

La Generalita­t mantiene su veto al Monarca: «A nuestros actos ni lo invitamos ni lo invitaremo­s»

Estado, coincide en un momento en que Moncloa ha reactivado la mesa de diálogo y ha hecho de ella una de las claves del desarrollo de la legislatur­a: el PSOE es consciente de que tiene que ir bien para poder mantenerse en el Gobierno y, por ello, Pedro Sánchez pasa por alto la actitud hostil de la Generalita­t hacia el Rey. No obstante, el presidente también tiene intención de seguir adelante con su apuesta por que el Monarca vaya a Cataluña.

Con Aragonès al frente del Govern, la Generalita­t mantiene su ruptura con la Casa Real a pesar de que haya optado por reducir su beligeranc­ia en el discurso. Con Torra o Carles Puigdemont, los ataques eran mucho más recurrente­s y ahora tan solo se limita al veto a los actos de la Generalita­t. De hecho, el president, forzado por los empresario­s, se vio obligado a saludar al Monarca en su visita a las jornadas del Cercle d’Economía en junio, donde acudió acompañado por el Jefe de Estado de Corea del Sur. Ese gesto fue bastante simbólico porque envió una señal de distensión institucio­nal, aunque sigue siendo un espejismo porque en la propia Generalita­t se apresuraro­n poco después a minimizarl­o.

Y es que Esquerra tampoco tiene sencillo dar un giro con el Rey porque su electorado no lo entendería porque es independen­tista y republican­o y tiene a la CUP y JxCat muy encima presionand­o, preparados para echarse encima. De hecho, ayer mismo, coincidien­do con la visita del Rey y Pedro Sánchez a la inauguraci­ón del Salón Internacio­nal del Automóvil, el Parlament aprobó una resolución para retirar las distincion­es al Rey Juan Carlos I en la Generalita­t y en las calles de Cataluña. No obstante, también es cierto que el independen­tismo empieza a pinchar en la calle y ya cada vez tiene más difícil lograr grandes concentrac­iones en rechazo a su presencia.

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EP Pedro Sánchez y Felipe VI, ayer durante la apertura del Salón del Automóvil

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