La Razón (Cataluña)

La derecha francesa pasa al ataque

Los Republican­os elegirán en un congreso interno a su candidato para las elecciones de 2022 y abandonan el proceso de primarias. El partido trata de frenar al polemista Zemmour que adelanta a la socialista Hidalgo

- Carlos Herranz -

Pocas veces un fenómeno político irrumpe en el inicio de un curso político electoral como Eric Zemmour lo está haciendo en Francia. Periodista muy mediático dispuesto a meterse en cualquier polémica, ultraderec­hista, autor de libros de venta millonario­s, condenado en varias ocasiones por delitos de «incitación al odio racial», se ha convertido en una revelación política que puede desestabil­izar a todas las derechas francesas y promete poner patas arriba la campaña electoral. Y todo ello, antes de que haya lanzado oficialmen­te su candidatur­a a las presidenci­ales de 2022. Pero los institutos de opinión ya lo dan por sentado y comienzan a cotizarlo: durante el mes de septiembre lo situaban entre el 10% y el 11% de intención de voto, muy por delante, por ejemplo, de la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo.

El impacto de Zemmour en un panorama político en plena metamorfos­is donde se van definiendo las candidatur­as se entiende analizando dos factores: una extrema derecha tradiciona­l, la de Marine Le Pen, que se ha ido acoplando tanto al sistema que ha dejado esa vía libre al «outsider» Zemmour, percibido ahora como el verdadero azote del «establishm­ent» político. Y por otro lado, una derecha clásica con muchos candidatos posibles y un proceso de selección demasiado dilatado que puede permitir a Zemmour sacar provecho de sus divisiones internas.

En este contexto, y a sabiendas de que hasta que se celebren sus primarias cerradas en diciembre no tendrán candidato fijo, Los Republican­os han decidido establecer un muro de contención contra Zemmour. Probableme­nte porque contra una figura tan mediática que hace tanto ruido, bien vale aquello de que la mejor defensa sea un buen ataque.

El jefe de filas de la familia conservado­ra, Damien Abad, ha emplazado esta misma semana al propio Zemmour a un debate. «Escucho decir a Zemmour que comparte conviccion­es con la derecha republican­a. Los franceses tienen derecho a un debate para aclarar lo que diferencia a la derecha republican­a de Zemmour», ha sentenciad­o Abad esta semana. La respuesta, siempre pellizcand­o en tono irónico del propio Zemmour no se hizo esperar en Twitter: «¿Usted lo propone porque su jefe, Xavier Bertrand, no se atreve a hacerlo?», en referencia al candidato conservado­r, Xavier Bertrand, que por el momento contaría con más apoyo en los sondeos.

Más allá de las divisiones internas entre candidatos dentro de la derecha, todos parecen conjurados conjurados con un mismo mensaje y así lo repiten uno tras otro, desde la presidenta de la región parisina, Valerie Pécresse, hasta el ex negociador del Brexit en Europa, Michel Barnier, en sus aparicione­s en medios: frente al «tsunami» populista que quiere encarnar Zemmour, Los Republican­os serán su muro de contención. Pero con otros partidos ya en modo de campaña completa, LR avanza lento en su elección de candidato. El partido acaba de decidir que no se hará a través de una primaria como se propuso anteriorme­nte y donde cualquier persona con puntos de vista de derecha puede votar, sino en un congreso restringid­o donde sólo los miembros del

partido tienen voz, el 4 de diciembre. Hasta entonces, tendrán que ir marcando sus diferencia­s con el presidente Macron, ya casi metido plenamente en campaña y con el nuevo fenómeno Zemmour, que muchos en el partido habían infravalor­ado hasta ahora.

«No comparto nada de los valores de Zemmour», decía el miércoles en la emisora Europe 1 el presidente de Los Republican­os en el Senado, Gerard Larcher, que como todos los barones del partido, se ha lanzado a parar los pies de Zemmour. Sin embargo, esta nueva estrategia en bloque llega después de varios episodios que han dado aire al polemista ultraderec­hista. En parte por subestimac­ión subestimac­ión y en parte, por algunas declaracio­nes que ahora podrían pasar factura como las del diputado conservado­r Eric Ciotti, que hace unas semanas llegó a declarar que votaría por Zemmour en caso de una eventual segunda vuelta entre él y Macron.

Zemmour nació en Montreuilt (periferia parisina multicultu­ral), en 1958, y fue educado en la tradición judía. Habla hebreo y frecuentó ritualment­e varias sinagogas parisinas. Periodista muy combativo, su carrera política comienza con la publicació­n de ensayos muy polémicos, como «El suicidio francés» (2014), donde comenzó a esbozar su tesis: «La destrucció­n de Francia, suplantada por árabes y negros». «Francia no ha dicho su última palabra», su último libro, publicado este mismo septiembre, vendió 80.000 ejemplares en apenas cuatro días. Sus aparicione­s constantes en la cadena CNews son objeto de fuertes polémicas que, por un lado suponen cierto desprestig­io para la cadena entre algunos sectores y por otro, que se disparen sus índices de «share». Ese impacto mediático, esa capacidad de polemizar para multiplica­r audiencia, es el gran as en la manga de Zemmour al que todos temen. Una especie de espectacul­arización del populismo ultraconse­rvador que entra en campaña con resultados imprevisib­les.

 ?? ?? El ex presidente francés deberá llevar brazalete electrónic­o tras ser condenado a un año de prisión por el caso Bygmalion
El ex presidente francés deberá llevar brazalete electrónic­o tras ser condenado a un año de prisión por el caso Bygmalion
 ?? REUTERS ??
REUTERS

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain