Vida extra para Koeman
Estará en el partido contra el Atlético y a partir de ahí cualquier cosa puede pasar
En el banquillo del Barcelona contra el Atlético, Ronald Koeman. Bueno, más que en el banquillo, en la grada, porque cumple su segundo partido de sanción tras la expulsión de Cádiz. A partir de ahí cualquier cosa puede pasar y la victoria no le garantiza nada en las dos semanas del parón de selecciones. Después de sufrir una nueva derrota sonrojante en la Champions, el 3-0 contra el Benfica, el técnico quedó en una situación muy delicada, pero desde la entidad azulgrana no quieren tomar decisiones precipitadas. En el fondo, más que el qué el problema es el cómo (su salida cuesta 12 millones y no está el club para despilfarros) y, sobre todo, el por quién, ya que no es fácil encontrar un sustituto de ciertas garantías con la temporada ya empezada y que quiera tomar las riendas de un equipo que va dando tumbos. Si hace no tanto entrenar al Barcelona era un caramelo, ahora es un marrón.
Al regreso de Lisboa, hubo una reunión de urgencia entre Joan Laporta, el vicepresidente Rafael Yuste; el director de fútbol Mateu Alemany y el asesor del presidente, Enric Masip. Duró hasta pasadas las cuatro de la madrugada y la conclusión fue tener calma, pese al enfado por la imagen dada. El distanciamiento es evidente. Después del 3-0, el entrenador lanzó un nuevo desafío al asegurar que sentía el respaldo de los jugadores, pero que no sabía si tenía el de la junta. Así llevan desde que empezó el curso, con mensajes que vuelan entre presidente y técnico. El neerlandés está haciendo un buen trabajo con los jóvenes, aunque también es verdad que los puede quemar si se entra en una dinámica muy negativa. Marcelo Bielsa Bielsa dijo una vez: «Es fácil poner jugadores jóvenes y acrecentar la lista de debutantes. Lo que hay que hacer es poner jugadores jóvenes y que no fracasen». Pero el discurso de Koeman sobre la realidad del club, que para él está «más claro que el agua», no se lo han comprado ni los futbolistas ni el presidente. Claro que no es la misma plantilla que hace unos años, pero tampoco debería ser inferior al Benfica, y el correctivo que sufrió, sobre todo en la segunda parte, fue severo. También algunas decisiones son difíciles de entender, como la vuelta a los tres centrales o sacar a Mingueza en el minuto 89 en Lisboa con el encuentro más que resuelto. E imposible de defender es que el Barcelona, en los dos partidos que lleva en la Champions, no ha rematado ni una vez a portería, por mucho que Luuk de Jong fallara un par de ocasiones claras. Demasiado triste para un equipo que presume de jugar al ataque.
El caso es que son cero puntos de seis posibles y las posibilidades de llegar a octavos se reducen, lo que supone un perjuicio deportivo y económico. Con 26 veces, el Barcelona es el equipo que más fases de grupos ha disputado, junto con el Real Madrid. Tres veces ha quedado fuera a la primera, pero hace muchísimo de eso: con Van Gaal en los cursos 1997-98 y 1998-99, y con Serra Ferrer de entrenador, en la 20002001. Justo un poco después de ahí, el conjunto azulgrana se convirtió en uno de los grandes referentes, para ir cayendo poco a poco (Roma, Liverpool, el 2-8 del Bayern, el PSG el curso pasado...) cada vez antes y estar ahora a
punto de estamparse. Las cuentas le salen al Barcelona pensando que va a ganar los dos partidos contra el Dinamo de Kiev (aunque a día de hoy eso es mucho decir) y que el Bayern va a poder con el Benfica. Eso dejaría en la penúltima jornada un BarçaBenfica en el Camp Nou que decidiría al segundo de grupo.
Económicamente también sería muy duro. Sólo por participar en esta Champions se tienen garantizados 15,64 millones de euros, y esos los tiene. A partir de ahí: 2,8 por ganar, 930.000 por empatar; 9,6 millones por los octavos, 10,6 por los cuartos, 12,5 por las semis, 15,5 por ser finalista y un extra de 4,5 por levantar el título. Si el Barça disputa la Liga Europa, aunque la ganara, ingresaría menos que por llegar a cuartos en la Champions.