La Razón (Cataluña)

El precio del silencio de Laya

► La exministra de Exteriores, que declara mañana ante el juez y se fue muy dolida con Sánchez, ahora «está tranquila»

- A. Martínez. MADRID

ElEl terremoto «Ghali» que desencaden­ó una crisis migratoria y diplomátic­a con Marruecos el pasado mes de mayo tiene ahora, cinco meses después, sus réplicas judiciales para el Gobierno de Pedro Sánchez. El presidente dejó caer en la remodelaci­ón del Gabinete que acometió antes de verano a la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Un movimiento que se interpretó como un gesto de buena voluntad hacia Rabat, en su intención de cerrar la crisis. Una crisis que ahora tiene un nuevo frente en los tribunales. La decisión del juez que está al frente de la instrucció­n, Rafael Lasala, de citar como imputada a la ex ministra González Laya por la supuesta comisión de un delito de prevaricac­ión sitúa en el punto de mira al Ejecutivo en la búsqueda de respuestas.

El magistrado quiere saber de quién partió en última instancia la autorizaci­ón para que Ghali llegara a nuestro país por «motivos humanitari­os» –estaba enfermo de Covid–, eximiéndol­e del preceptivo control de documentac­ión y aduana. En su declaració­n ante el juez, el que fuera jefe de gabinete de González Laya no quiso elucubrar, pero deslizó que no fue la entonces titular de Exteriores quien tomó la decisión de acceder a la petición de Argelia de acoger a Ghali en España. «El Gobierno no es un reino de Taifas». De la misma opinión participa el ex ministro de Exteriores José Manuel García Margallo que, en conversaci­ón con este periódico, se muestra extrañado por las voces del Ejecutivo que han descargado toda la responsabi­lidad de la decisión en Laya.

Según su experienci­a en esta cartera, «una decisión que afecta a distintos ministerio­s y de tanta trascenden­cia, no se toma por el ministro sin consultar al presidente», asegura Margallo. En efecto, en el escrito de la acusación popular ya se apunta a que la decisión se habría tomado alrededor del 15 de abril en un «consejillo de ministros» en el que habrían participad­o, además de Pedro Sánchez, los ministros implicados: los vicepresid­entes Carmen Calvo y Pablo Iglesias, la propia Laya y los titulares de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y Defensa, Margarita Robles, «los necesarios en un asunto de esta entidad». En esa reunión, sostiene la acusación, acusación, «se acordó autorizar la entrada en España del líder polisario» –investigad­o por genocidio, torturas y detención ilegal en la Audiencia Nacional–, «delegando en Exteriores y Defensa la ejecución del plan previsto a través del aeropuerto militar de Zaragoza», ordenando que todo se hiciera con «discreción, sigilo y ocultación».

Desde Moncloa niegan cualquier irregulari­dad, sostienen que «no hay caso» y que todo se hizo «conforme a derecho». En palabras del propio Sánchez, durante su visita a Naciones Unidas: «El Gobierno de España hizo lo que debía, dar respuesta a esta cuestión humanitari­a, y lo hizo como debía, conforme a la ley». Eso sí, sin aclarar si fue él quien dio la autorizaci­ón última para que se procediera de este modo. En el Ejecutivo están en una actitud de control de daños y han encomendad­o a la Abogacía del Estado la defensa de la ex ministra, que declarará mañana. Consideran que «es indiferent­e quién o quiénes tomarán la decisión o estuvieran al tanto de la misma», porque la decisión de permitir la entrada de Ghali está dentro de la legalidad.

La incógnita es qué actitud adoptará Laya en su declaració­n. En su entorno aseguran que afronta la jornada «tranquila», aunque haya intentado evitar el trance de manera presencial. Tal como publicara recienteme­nte este diario, González Laya está muy molesta con otros ministros competente­s en la materia que ahora miran para otro lado. La ausencia de una llamada del presidente y la cobardía de sus antiguos compañeros la ha decepciona­do. De hecho, cuando se conoció su imputación, en el seno del Ejecutivo no tuvieron reparos en descargar toda la responsabi­lidad, asegurando que fue ella, en ejercicio de la «autonomía» que otorga el presidente a sus ministros, quien tomó en exclusiva la decisión de dar entrada a Ghali en España.

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GONZALO PÉREZ La ex ministra de Exteriores, Arancha González Laya

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